Crítica 'El hombre que conocía el infinito'

Las matemáticas de Dios

El hombre que conocía el infinito. Biopic, EE.UU., 2015, 114 min. Dirección: Matt Brown. Guion: Matt Brown, Robert Kanigel. Fotografía: Larry Smith: Intérpretes: Dev Patel, Jeremy Irons, Toby Jones, Stephen Fry, Jeremy Northam, Kevin McNally, Enzo Cilenti.

El hombre que conocía el infinito se suma a la lista de biopics sobre científicos ilustres en la que también podríamos encontrar títulos como Una mente maravillosa o La teoría del todo, a propósito de la corta vida del matemático indio Srinivasa Ramanujan (1887-1920), de quien las enciclopedias nos cuentan que hizo contribuciones extraordinarias y originales a los ámbitos del análisis matemático, la teoría de números primos, las series y las fracciones continuas.

Como podrán imaginarse, la película evita la demostración de tales hallazgos y la jerga especializada para centrarse en la vida del hombre (Dev Patel, todo emoción), marcada por un aprendizaje autodidacta, penurias económicas, un joven matrimonio, la búsqueda de trabajo en su Madrás natal y el intento de encarrilar su talento natural y de origen divino (sic) con el cálculo a través de las instituciones académicas, primero en la India y luego en la prestigiosa Universidad de Cambridge.

Será allí donde Ramanujan conozca a H. G. Hardy (Jeremy Irons), colega primero receloso y finalmente aliado y valedor de sus teorías, fórmulas y demostraciones.

La película de Matt Brown asume las formas del academicismo de college, esfuerzo y superación y se sirve de una explícita dialéctica colonial como armazón narrativo para seguir, paso a paso, la odisea de este hombre sabio y bueno y su conflictiva presencia en la regia institución, centrándose en su relación con Hardy sobre la base de los caracteres opuestos y una inquebrantable pasión por los números, unos números de Dios que atraviesan separaciones matrimoniales, agravios racistas, la Primera Guerra Mundial y la pelea por el reconocimiento entre los estirados y orgullosos hombres blancos.

Materiales del biopic de manual que Brown escribe con caligrafía cuidada y didactismo melodramático sin apartarse ni un ápice de lo convencional y lo previsible.

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