El secreto | Crítica de cine

Moscas atrapadas en melaza

'El secreto' adapta el libro de Rhonda Byrne.

'El secreto' adapta el libro de Rhonda Byrne.

Está la pandemia trágica que en estos momentos nos asola. Y antes de ella, junto a ella y de seguro tras ella otras epidemias que, si no el cuerpo, debilitan el espíritu. Una de ellas es la seudo espiritualidad fundida con la autoayuda. Un mal tan extendido que hasta en las librerías religiosas –donde se supone que se venden libros de espiritualidad auténtica que ofrecerán ayuda divina– se multiplican los estantes dedicados a estos presuntos saberes. De ellos trata esta peliculilla basada en el superventas El secreto escrito por una señora australiana llamada Rhonda Byrne adscrita a corrientes de pseudo espiritualidad. También como guionista y productora llevó su obra al formato vídeo en 2006 con idéntico éxito. "Conforme vayas leyendo y aprendas El Secreto –se dice en el prólogo del libro–, descubrirás cómo puedes tener, ser o hacer todo lo que quieras. Sabrás quién eres realmente. Conocerás el verdadero esplendor que te espera". Para ella, al menos, estas cosas no son supercherías: se ha hecho millonaria gracias a ellas.

Todo descansa en la Ley de Atracción que desvela inmensos poderes de la mente para cambiar nuestras vidas. Katie Holmes es una mujer hecha polvo ante las dificultades de su vida. Josh Lucas–casi convertido solo en una sonrisa, como el gato de Cheshire de Alicia en el país de las maravillas– es el hombre que la conduce al pensamiento positivo y otras cosas placenteras. Porque la señora Byrne, los guionistas Bekah Brumstetter y Rick Parks, y el director Andy Tenant –perpetrador de Hitch especialista en ligues, Como locos por el oro, Exposados o Como reinas– han convertido el libro de autoayuda y/o seudo espiritualidad en una historia de amor. Miel sobre miel, azúcar sobre azúcar. Ni Katie Holmes ni Josh Lucas son malos actores. Pero metidos en tanto dulce parecen dos moscas atrapadas en melaza.

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