Cómics

Fight the power

  • La chispa de la violencia prendió tras los muros de aquel centro de estudios que ocultaba un terrible secreto

Dibujo de la portada del cómic.

Dibujo de la portada del cómic.

Vyvyan Kayman siempre había sido un tipo reservado, tímido. Sus mejores recuerdos le llevaban al pasado, cuando compartía ratos de charla con la que fue su mejor y más fiel amiga, la rubia Betty Douglas, a la que le encantaba escuchar las historias que nacían de su imaginación y que, según ella, depararían un brillante futuro al joven de color.

Y años después regresa para narrarle la mejor de sus historias.

Pero los grandes relatos nacen de las experiencias propias, vividas en primera persona o como mero espectador.

Y éste comienza en el corazón de los Estados Unidos, New Reading, donde los laboratorios de la empresa S.O.U.L. fueron construidos. Nadie del exterior sabe a lo que se dedican en su interior, y Vyvyan llega como nuevo empleado al lugar, donde va a ser testigo de los crímenes que allí se perpetran, horribles experimentos que tienen como cobayas a hombres de color que, hacinados en unos lóbregos barracones, tan solo esperan el momento justo para romper sus cadenas y quemar desde los cimientos aquel sangriento lugar que los ha convertido en víctimas de una pesadilla muy real.

Mientras, a través de la televisión frente a la que pasa el día sentado (debido a su condición física no puede hacer otra cosa) Edgar, el compañero del protagonista, seremos testigos de una multitudinaria marcha de hombres de color, exigiendo sus derechos, tratado de luchar contra ese racismo que trata de aplastarlos desde tiempos inmemoriales.

Pero, en paralelo, como si las viñetas de este cómic fueran ojo de una cerradura, espiaremos las vidas de otros personajes. Como Annie, enganchada a los sermones catódicos; John, su marido, obsesionado por la imagen que de él tienen los demás; el doctor Spitzner y sus 'chicos'; Helene, una cría que será testigo del horror que está a punto de explotar, o Agatha, una atractiva mujer que huye de la soledad…

Fernando de Felipe regresa en esta ficción, como tema que marca la mayor parte de su trayectoria, a los experimentos sobre seres humanos, llevando la locura científica hasta el extremo, y si en los dos anteriores álbumes de esta línea le acompañaba en las tareas de guionista Óscaraibar, en este caso disfrutamos de la personal visión de Jaime Vane.

Acompañando como si de una BSO se tratara, en este relato la música negra está presente en todo momento (cada capítulo se abre con unos versos correspondientes a grandes nombres como Marvin Gaye, Otis Redding, o Lonnie Brooks, por citar a solo tres) formando una imaginaria partitura que acompaña a los gritos de protesta y dolor de estos hombres de color, que recorren el camino de la reivindicación, o los que se convierten en vengativos rostros.

Siempre que pensamos en el futuro creemos que las cosas cambiaran radicalmente, pero si nos fijamos en el espíritu de esta obra, nacida en los años noventa y que sitúa su acción en el ya lejano año 2008, veremos que realmente, salvo algún que otro avance tecnológico, la sociedad actual sigue teniendo las mismas taras, que parecen imposibles de eliminar. Una de ellas es el racismo que impera, sobre todo, en gran parte de la sociedad norteamericana. No hay día que en las noticias nos se hable de la violencia ejercida contra hombres de color en los Estados Unidos, nombres de víctimas que quedan en el recuerdo hasta que otra nueva noticia viene a relegarlo al olvido, pese a todos los movimientos reivindicativos, como el Black Lives Matter.

Por desgracia, el futuro nunca estuvo tan presente, y aunque este cómic de Vane y De Felipe está recubierto por la pátina de la ciencia ficción, su mensaje es terriblemente real y lo tenemos ahí, delante de nuestras narices.

Como los anteriores álbumes de esta imprescindible línea, este también viene completado por un 'doble' prólogo firmado por uno de los grandes nombres de la viñeta nacional, Antonio Altarriba, y una serie de extras firmados por los autores.

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