La portada del cuarto volumen de Akira, en esta magnífica colección de Norma que respeta el blanco y negro de la edición original y el sentido de lectura oriental, es una de las imágenes más icónicas de la serie: el pequeño Akira vestido con traje de gala, cetro en mano y una larga capa del color de la sangre, sentado sobre un trono de piedra roto y con la ciudad de Neo-Tokio destruida de fondo. En el interior del volumen, la tensión política ha llegado al límite, con el territorio dividido en diversas facciones y atestado de agentes (los seguidores de Akira y Tetuso, la secta de Miyako, los militares, los espías internacionales...). La obra maestra de Otomo es uno de los mejores tebeos apocalípticos de la historia, y sigue manteniendo su fuerza y capacidad de seducción, más de tres décadas después de su primera edición. Una lectura imprescindible.