Cómics

"Preferiría no hacerlo..."

  • Esta frase, como un mantra, marcará a los protagonistas de 'Bartleby, el escribiente', adaptación al cómic del clásico de Herman Melville, original de José Luis Munuera

Detalle de la portada del volumen.

Detalle de la portada del volumen.

No voy a decir nada original. Y es que el primer libro que leí de Herman Melville fue Moby Dick. En un largo e interminable viaje a Barcelona me uní a la tripulación del Pequod, capitaneada por Ahab, el obsesivo perseguidor de la gran ballena blanca.Y algo de obsesivo tiene también el completismo que no puedo evitar cuando un autor o autora me gusta, buscando con desespero todas sus otras obras. Así que, durante años, he leído otros textos de este autor norteamericano tan aficionado a narrar historias que huelen a mar, y cuyas olas nos salpican a través de sus geniales páginas, trasladándonos a parajes lejanos.Lo último que podía imaginarme es que uno de mis relatos favoritos vendría de la mano de la edición de Bruguera que encontré por casualidad en una librería de segunda mano. Se trataba de Bartleby, el escribiente, un relato largo que nos saca de esas travesías en alta mar para llevarnos al New York de mediados de siglo XIX, concretamente a Wall Street, un lugar desde donde se rige, en muchas ocasiones, el destino de todo el planeta.Pero no hablemos de dinero, sino de la historia que encontré dentro de aquel librito, y que me dejó muy marcado… En ella se nos presenta a un notario, que cuenta con tres empleados a su servicio. Dos de ellos son amanuenses, copiadores, Turkey y Nippers, que dedican su jornada a la reproducción exacta de diferentes tipos de documentos. El tercero es un chavalín al que encarga diferentes tareas, Ginger Nut.Todo cambiará desde el momento en el que al lugar llegue un joven de aspecto meditabundo, poco hablador y al que el notario coloca sentado en una de las mesas, frente a una ventana en la que solamente se ven los ladrillos de una pared.

Y así comienza esta historia, que se irá tornando más extraña desde el momento en el que el joven exprese su deseo con la famosa frase que da título a esta reseña, y que en primer lugar causará extrañeza a su jefe y compañeros, seguida de enfado, para más tarde convertirse en una losa que irá aplastando la relación de Bartleby con su empleador, un hombre que a comprensivo no le gana nadie.Pues bien, y ahora viene lo bueno… ¡Y es que José Luis Munuera, uno de los grandes valores de la viñeta con el que contamos en nuestro país, poseedor de una increíble y fructífera carrera en el mercado francobelga, es el encargado de llevar a las viñetas este relato! ¡Y qué adaptación, señores! Como es normal, en cuanto supe que Astiberri iba a publicar su último trabajo en España, corrí a una de mis estanterías para coger mi ejemplar de ese relato que en el lejano año 1853, cuando fue publicado, pasó total y absolutamente desapercibido para lectores y críticos.Como el propio Jorge Luis Borges escribió, este relato tiene un evidente tono kafkiano, ya que la negativa, la inacción total de su protagonista le lleva a ser un total y absoluto incomprendido, tanto por su jefe, el notario, que le dará una y mil oportunidades de seguir con su labor, como sus compañeros de despacho, la limpiadora del lugar y más tarde, los propietarios del inmueble y hasta la misma policía…¿Y por qué Bartleby se comporta así? Creo que cada lector puede tener una versión distinta, que no por ser diferente será menos válida.Como validísima es la aproximación que José Luis Munuera hace al relato, dotando de rostro a sus protagonistas, y logrando que la expresión, la mirada del joven escribiente se convierta en algo hipnótico.Pero eso no es todo, porque dota a las escenas urbanas de una belleza que nos va llevando a través de las estaciones por esta gran urbe, New York, una ciudad que por méritos propios se ha convertido en mítica y que en estas páginas, pese a no ser la que ahora conocemos, era poseedora de una belleza sin igual. Y esto se logra también gracias a la impresionante paleta de Sedyas, colorista que con el que Munuera forma tándem en este álbum.Estamos acostumbrados a disfrutar de la acción sin freno y el humor en muchas de las obras como autor completo de José Luis Munuera (Los Campbell, Zorglub), pero en esta magistral adaptación al cómic el autor nos demuestra su versatilidad con un relato que, a priori, no pensaba que fuera nada fácil de llevar a las viñetas y que confirma, una vez más, su maestría.La magnífica edición de Astiberri se completa con un prólogo y epílogo firmados por Philipe Delerm y Alex Romero, así como una galería de extras que nos muestra parte de ese oculto proceso creativo que en muchas ocasiones no podemos conocer.Ojalá que entre todas las novedades de este mes de mayo, prefiráis ésta…

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