Cómics

Regreso a Whitechapel

  • Callejones oscuros se convirtieron en su particular coto de caza, llevando el terror a los habitantes de la urbe londinense y logrando que todos se hicieran la misma pregunta

Detalle de la portada del cómic.

Detalle de la portada del cómic.

¿Quién fue Jack El Destripador?

Lamento no tener la respuesta, y creo que ya a estas alturas, conocer la verdadera identidad del psicópata asesino se ha convertido en un pasatiempo más que otra cosa. Si de verdad os interesa el tema, hay docenas de artículos, libros dedicados a su figura, documentales, etc…

Pero aquí nos movemos en el mundo de la ficción, como ya bien sabéis. Y en él, la figura de este personaje ha ilustrado una muy buena cantidad de historias, algunas que merecen el calificativo de obras maestras, como la firmada por los señores Moore y Campbell.

Sin embargo, no nos hará falta cruzar los mares para buscarlas, ya que en nuestro país, un tándem artístico de indiscutible talento parió una serie de historias cortas que brillaban, y siguen haciéndolo, de una manera única y original.Ellos fueron Antonio Segura y José Ortiz.

Y ahora permitidme tomar un breve desvío en el que me gustaría apuntar que en las estanterías de las librerías de cómic (cada vez hay menos a las que se puedan llamar así, por desgracia) hay una silenciosa guerra. Y no, no hay disparos, ni explosiones, ni sangre.

Resulta, como todos los que sois lectores de cómics ya sabéis de sobra, que en nuestro país se editan mensualmente una ingente cantidad de títulos. Coloridas portadas que pugnan por que la mirada del futuro lector se pare sobre ellas, surgiendo el interés por su lectura. La mayoría suelen pertenecer a sellos editoriales potentes, grandes, que producen mes a mes una cantidad ingente de títulos, casi todos provenientes de otras industrias, como la norteamericana y la francobelga.

Y entre todo este marasmo de títulos, existen sellos editoriales pequeños, modestos, que tratan a sus novedades con un mimo exquisito, ofreciéndole al lector la posibilidad de conocer materiales que se encuentran práctica o totalmente descatalogados, o simplemente nunca han sido recopilados bajo un formato de calidad, con una presentación impecable, tratados con manos auténticamente artesanas para que el producto final sea lo más atractivo posible.

Ese es el caso de la editorial sevillana Isla de Nabumbu, que cuenta con una atractiva línea dedicada, como citaba anteriormente, a la recuperación de obras como las firmadas por Auraleón, Maika Vila, Santipérez o el tándem Segura y Ortiz, que es precisamente la que ahora llega a toda buena librería especializada que se precie. Su título, como imagino que ya habréis averiguado, es Las mil caras de Jack El Destripador.

Y lo hace con un álbum de gran tamaño, tapa dura y contenido en blanco y negro. Prologado por Javier Alcázar, editor y gran conocedor del medio, que nos regala un texto introductorio de gran valor, poniéndonos en situación de aquellos ya lejanos años ochenta en los que esta pareja de autores nos llevaron de la mano a la húmeda Londres para seguir el sangriento sendero de este Jack tan especial que, disfrazado de una y mil maneras diferentes, seguiría cometiendo terribles crímenes que nunca le fueron atribuidos, aunque la mayoría seguían llevando su particular firma, trazada con un afilado escalpelo.

Empujado por una voz interior que le insta, una y otra vez, a buscar víctimas, veremos como la ‘labor’ de Jack influencia hasta a algún agente de la ley; o cómo de canutas las pasa tratando de recuperar un personal objeto arrebatado entre estertores por una de sus víctimas; la muerte rodea a un tipo, que sin escrúpulo ninguno, paga a los más desfavorecidos para que le provean de cuerpos lo más frescos posible, encontrándose con la horma de su zapato; por no hablar de la obsesión de Jack por una atractiva artista de variedades, y su bello cuello; el chantaje acosará al asesino, al que se le obliga a matar por encargo; cómo el protagonista averiguará, de la más inesperada de las maneras, el principal ingrediente del sabroso estofado que consume casi a diario…

Y finalmente, el origen nunca contado del sangriento asesino. Retrocederemos en el tiempo para conocer al jovencito que, tiempo después, adoptaría la ‘máscara’ de Jack El Destripador.

Es una auténtica delicia volver a disfrutar de este puñado de historias, en las que sus autores se encontraban, diría, en el punto más alto de su creatividad y talento. Salpicadas todas por una fina ironía, Antonio Segura nos lleva de la mano con una serie de argumentos que no dejarán de sorprendernos, logrando que con muchos de ellos esbocemos una sonrisa cómplice.

Y del arte de José Ortiz qué os voy a decir, a falta de suficientes calificativos, el mejor consejo que os puedo dar es que corráis a vuestra librería de confianza y, con los ojos cerrados y sin dudarlo ni un instante, os hagáis con esta maravilla publicada con esmero por Javier Alcázar y su partner in crime, Antonio Moreno, a cuya paciencia y labor artesana debemos la calidad del producto final.

¿Por qué no? Volvamos a recorrer las peligrosas calles londinenses de 1888. ¡Pero cuidado, no os detengáis con nadie, ya que tras ese rostro puede esconderse el peligro!

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