Cómics

El Renacimiento italiano

  • 'Las Tortugas Ninja' (1984), de Kevin Eastman y Peter Laird, son cuatro hermanos gemelos quelónidos que fueron creados en homenaje de sus dos autores al historietista Frank Miller

Donatello, Leonardo, Michelangelo y Raffaello son los protagonistas de la serie.

Donatello, Leonardo, Michelangelo y Raffaello son los protagonistas de la serie.

Si hablamos de Donatello, Leonardo, Michelangelo y Raffaello, todo el mundo piensa que nos referimos al Renacimiento italiano. Pero si añadimos que se trata de tortugas, la cosa cambia... Kevin Eastman era un joven dibujante que alquiló una habitación en casa del también dibujante Peter Laird y su futura esposa. A ese lugar, lo acabaron llamando estudio, ya que había un salón donde dibujaban juntos. Un día del año 1984, se les ocurrió dibujar una tortuga que se mantenía en pie, llevaba puesto un antifaz y portaba unos nunchakus, armas tradicionales de las artes marciales asiáticas. Un rato más tarde, no había solamente una, sino cuatro, y decidieron invertir cinco meses de sus vidas en crear y autopublicar bajo un sello propio creado para la ocasión, Mirage Studios, un cómic en blanco y negro titulado Teenage Mutant Ninja Turtles, que parodia y homenajea al historietista Frank Miller.

La cubierta de la primera edición es muy similar a Ronin de Miller, y las tortugas tienen el mismo origen que Daredevil. Los enemigos de las tortugas, El Pie, fueron inspirados por otra creación de Miller, La Mano, un grupo de asesinos ninja. No albergaban esperanzas de vender mucho, pero, para su sorpresa, los 3.000 ejemplares que habían distribuido se agotaron en menos de un mes. El éxito fue aumentando, se empezó a comercializar merchandising, y a eso le siguió la llegada de la serie animada de 1987, principal causante de que Las Tortugas Ninja alcanzasen fama mundial, y de que comenzasen a vestir colores distintivos: azul, rojo, naranja y violeta.

Kevin Eastman y Peter Laird demostraron que hay mercado para productos personales, y que las creaciones autogestionadas son viables. Que una franquicia de superhéroes muy distinta a lo que publicaban Marvel y DC triunfase, fue muy buena noticia para los creadores, y dio pie al activismo para lograr que los derechos de autor perteneciesen a los creadores.

El tono del cómic original es más adulto de lo que esperarían aquellos aficionados que nunca lo hayan leído. Son cómics crudos que apenas tienen que ver con la serie de dibujos animados de 1987, enfocada a un público infantil. La serie de 2003, aunque presentase un estilo más serio, seguía esa misma línea infantil; y lo mismo ocurre con el resto de producciones basadas en estos personajes. El cómic original utiliza un lenguaje poético combinado con dientes apretados, frases lapidarias, violencia, sangre y hasta muertes causadas por las propias Tortugas. Pero es posible identificar la base de la identidad cada una de las cuatro.

El guion de Eastman y Laird es primerizo, dominado por la gran explosión de conceptos que se les ocurrían previamente, e hilaban para conformar una historia que tuviera sentido, con un resultado final que mantiene la compostura gracias a la forma de cohesionar todo, con una coherencia emocional que ayuda a que la trama resulte más creíble. A pesar de que van cambiando de tono y géneros, se siente como que se está leyendo un único cómic que va a un ritmo endiablado: comenzará siendo una violenta historia de ciencia ficción urbana mezclada con el cine de artes marciales, para terminar siendo una epopeya espacial.

Eastman y Laird tienen claro lo que quieren contar desde el principio. Nos encontramos ante un cómic denso en información, pero la lectura no se hace pesada, sino divertida y amena.

Teenage Mutant Ninja Turtles influiría en muchos cómics que vendrían más adelante, tanto por su espíritu en el que se transgreden sus propias normas, como por su tratamiento a las escenas de acción.

El dibujo, aunque no destaque por su preciosismo, logra narrar eficazmente. La realización está marcada por el deseo de Kevin Eastman y Peter Laird de participar ambos en el dibujo y el entintado de cada página, para fusionar sus estilos al máximo. Los dos autores presentan composiciones de página muy dinámicas que contribuyen a la agilidad de lectura. Las escenas de acción son turbias y oscuras, pero sin llegar nunca a lo desagradable. El dibujo es sucio, tosco, duro, barroco y de línea gruesa, siendo deudor de artistas tan dispares como Frank Frazetta y Richard Corben. Brillan los personajes, ofreciendo decenas de diseños emblemáticos para la cultura popular, originales y con gancho.

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