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Las ciudades celestiales

Puño de Hierro.

Puño de Hierro.

La línea de reediciones de Marvel emprendida por Panini abarca la práctica totalidad de lo publicado desde la creación de los Cuatro Fantásticos en 1961. Así, colecciones como Marvel Gold, Marvel Héroes, Marvel Limited Edition o Marvel Saga, entre otras, vienen devolviendo a las librerías materiales de las distintas décadas de existencia de este rico universo de ficción, del que cada vez van quedando menos cosas en el olvido. Con todo, conviene recordar que el primer número de Marvel Comics, la cabecera inaugural de la compañía, se publicó originalmente en 1939, de modo que hay más de veinte años de tebeos previos al estallido artístico de Stan Lee y Jack Kirby, y este es un período al que se le ha dedicado poca atención editorial en nuestro país.

También esto ha empezado a cambiar últimamente, en un gesto que indica la insaciabilidad de los aficionados al género en el siglo XXI. Hace relativamente poco, la colección Marvel Limited Edition nos ofreció un tomo con la cabecera Amazing Fantasy, del periodo inmediatamente anterior a los Cuatro Fantásticos, y aún más reciente es el primer volumen dedicado al Capitán América original, el de Joe Simon y Jack Kirby, alumbrado nada menos que en 1941.

A estas tímidas incursiones en territorio inexplorado se suma ahora la colección Décadas, como parte de la celebración del ochenta cumpleaños de Marvel, que se abre con uno de los clásicos por excelencia de la Marvel de los años 40, los cruces argumentales entre los dos personajes principales de los varios que se presentaron en el citado Marvel Comics, la Antorcha Humana y el Hombre Submarino. El primero, que tiene la distinción de haber ocupado la portada del primer número de aquella cabecera, es un androide flamígero, nada que ver Johnny Storm, creado por Carl Burgos en los inicios mismos del género, un año después del debut de Superman. Como escribió Jim Steranko en The Steranko History of Comics, la Antorcha Humana original es "la más pura y más exclusiva manifestación del héroe de cómic. Como un arcángel en llamas, casi parece encarnar matices teológicos; su esencia se asemeja casi a la omnipotencia divina". Y parece claro que el personaje pulsó una tecla correcta, pues, a pesar del estilo tosco de Burgos, apareció en un buen montón de cabeceras y hasta adquirió la suya propia.

El Hombre Submarino, por su parte, fue obra del gran Bill Everett, y este antihéroe anfibio, un adolescente perpetuo que odia a la humanidad, es uno de los personajes más interesantes de la Edad de Oro. Steranko lo considera la versión en cómic de Madame Butterfly y nos recuerda que su nombre, Namor, es Roman al revés, así como que el término "Sub-Mariner" proviene del poema Rime of the Ancient Mariner, de Coleridge. De todos los enfrentamientos protagonizados por Namor, los más memorables son los que protagonizó con la Antorcha Humana, signo de que los personajes de Marvel (conocida como Timely en aquellos años) compartían una misma arena, eso que, dos décadas después, sería conocido como universo Marvel.

La moda de las artes marciales que inundó la cultura popular en la década de 1970 nos dejó un puñado de superhéroes, entre los que destacan fundamentalmente dos: Shang-Chi y Puño de Hierro. De los dos, el segundo es el que ha tenido una trayectoria más sostenida en el universo Marvel (recordemos que el hijo de Fu Manchú estuvo años fuera de combate por problemas de derechos de autor, al estar su entorno basado en los conceptos creados por el escritor Sax Rohmer). Primero en solitario y, luego, merced a su asociación con Power Man en la serie Heroes for Hire, Puño de Hierro estuvo muy activo en los setenta, tuvo cierta presencia en los ochenta y fue relegado a diversas miniseries de ahí en adelante. Hasta bien entrado el siglo XXI, el punto álgido de sus aventuras había sido la notable etapa realizada, muy al principio, por los conocidísimos Chris Claremont y John Byrne (incluida en un grueso tomo de la colección Marvel Gold protagonizado por el personaje), pero la cosa cambió cuando el dúo de guionistas Ed Brubaker y Matt Fraction, principalmente junto con un espectacular David Aja a los dibujos, se encargaron en 2007 de elevar el nivel con la cabecera El inmortal Puño de Hierro.

Los dieciséis números de Brubaker, Fraction, Aja y compañía pertenecen a la categoría de los mejores tebeos publicados por Marvel en lo que va de siglo, con su enorme potencia visual, su aire pulp y su rara capacidad para dotar de trascendencia a conceptos que se sostenían por sí solos en la edad de bronce, pero que, hoy día, hubiesen chirriado con un tratamiento menos convincente. Todos ellos han sido recopilados en tres estupendos tomos de la colección Marvel Saga, el tercero de los cuales nos presenta la conclusión del torneo de artes marciales celebrado entre los campeones designados por las Siete Ciudades Celestiales, con Puño de Hierro tratando de redimirse a los ojos de los habitantes de K'un-Lun. Son los números 11 a 16, más el especial Orson Randall and the Green Mist of Death, de Fraction en solitario, con diversos dibujantes.

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