Los buceadores del Club Universitario de Buceo de Granada (CUB) y la Asociación de Voluntariado GEA, pertenecientes a la Red de Vigilantes Marinos, han logrado la retirada de 33 kilos de basura. El grupo, compuesto por más de una treintena de participantes, han estado apoyados en la retirada de residuos por tierra por un grupo de voluntarios de la empresa Nivea Sun.

Los participantes han soportado vientos de ente 30 y 35 km/h, lo que ha dificultado la recogida de residuos por playa. Aun así se han retirado unos 13kg de basura, entre la que destacan las colillas.

En cuanto a la limpieza de fondos, dada su dificultad, han intervenido 12 buzos avanzados del Club Universitario de Buceo que, a causa de la mala mar, desplazaron su punto de limpieza hacia los acantilados de Cotobro, saliendo en barco del puerto Marina del Este.

Los buzos han logrado retirar 20 kilos de basura marina, en su mayoría plomos y sedales. Es importante tener en cuenta que los plomos y otros aparejos de pesca deportiva, incluso abandonados, siguen capturando peces y crustáceos y amenazando por estrangulamiento a tortugas y grandes mamíferos como los delfines. Por otro lado los efectos tóxicos del plomo dañan tanto a diferentes organismos marinos como a las aves acuáticas.

Los residuos retirados en esta jornada serán categorizados mediante la aplicación Marnoba y toda la información obtenida pasará a formar parte de los datos globales con los que trabaja el Grupo de Basuras Marinas, promovido el Ministerio para la Transición Ecológica. De esta forma, se consigue información que permite adquirir un mayor conocimiento de la tipología de residuos que aparecen en el medio marino, sobre su origen y vías preferentes de transporte y deposición.

Por otra parte, para la retirada de los residuos que flotan en el agua o que se depositan en los fondos someros, estos buceadores de la Red de Vigilantes Marinos utilizarán redes recicladas confeccionadas por las últimas rederas españolas. Estas mujeres confeccionan cada año un millar de bolsas a partir de redes recuperadas por los buceadores y estos las utilizan posteriormente para liberar los mares de plásticos, latas, vidrios y otros residuos. Una nueva vida para estas redes que de nuevo volverán a pescar, aunque esta vez no serán peces.