Travis Munnings defiende al exjugador del Covirán Granada Agustín Ubal.
Travis Munnings defiende al exjugador del Covirán Granada Agustín Ubal. / Efe

El Covirán Granada volvió a demostrar que el día que no esté acertado desde la línea de 6,75 tendrá complicado, ni siquiera, competir en la Liga Endesa. Cayó ante el BAXI Manresa por 83-68, en un partido marcado por el por los malos porcentajes en el tiro, en especial de tres. Segunda derrota de un equipo que siempre fue por detrás en el marcador.

Se podría calificar de muchas maneras la primera mitad de los de Ramón Díaz en el Nou Congost, pero la palabra más suave que mejor definió el juego de los granadinos fue desacertados. Agobiados por la defensa de los catalanes, en ningún momento estuvieron cómodos en el partido. El inicio fue indicativo de lo que iba a suceder en los primeros 20 minutos. Con numerosos errores en los lanzamientos, un parcial inicial de 11-0 comenzó a decantar el choque para los manresanos.

La intensa defensa de Retin Obasohan sobre Matt Thomas y las pocas soluciones en ataque, permitieron a los de Diego Ocampo mandar desde el primer minuto del partido. Tuvieron que pasar 4:16 para anotar la primera canasta el Covirán. Fue obra de Zach Hankins tras siete lanzamientos previos intentados y ninguno anotado. Hasta ese momento, la valoración colectiva era de menos 7 créditos debido, entre otras razones, a cuatro pérdidas de balón.

En el BAXI todos anotaban, todo lo contrario que en los rojinegros, que tan solo con destellos de calidad de Thomas, con un triple desde ocho metros, mostraban algo de acierto. El ritmo frenético que impusieron los locales sobrepasó a los de Díaz, que trató de buscar soluciones dando entrada a Edu Durán, que tampoco aportó nada. Poco a poco, la renta fue aumentando. La máxima ventaja en el primer cuarto fue de once puntos (20-9) tras dos tiros libres del exrojinegro Agustín Ubal, pero finalmente se quedó en nueve tras una canasta de Olumuyiwa. Los números lo decía todo tras diez minutos. Un 28,5% en tiros de dos, un paupérrimo 12,5% en triples (1 de 8), cinco pérdidas y una valoración global de 1. Solo destacaron los seis rebotes ofensivos que no sirvieron de nada.

Se esperaba una reacción del Covirán Granada tras el primer receso, pero no llegó. Incomodísimos en ataque, el Manresa desbordó a base de correr a los granadinos. Si el porcentajes en triples fue malo en el primer periodo, en el segundo fue a peor. El luso Hugo Benitez puso la máxima, 13 puntos, y a partir de ahí todo fue a peor. Ubal puso un significativo 30-15 en el electrónico y tras otra canasta de Louis Olinde, Ramón Díaz se vio obligado a parar el partido 17 abajo a 4:09 del descanso.

Entre la velocidad en ataque y la intimidación del nigeriano Kaodirichi Akobundu, todo un espectáculo atrás, tan solo anotó el Covirán cuatro puntos en casi seis minutos. Un parcial de 10-0 encendió las alarmas hasta que Micah Speight frenó la sangría. Desde el banquillo se trató de encontrar soluciones con la entrada de Iván Aurrecoechea y con defensa en zona, pero arregló poco y ambos equipos se fueron al descanso con un contundente 41-24. El dominio en el rebote no sirvió de nada y el porcentaje en triples fue del 15% (2 de 13).

No quedaba otra que mejorar la imagen en la segunda mitad, porque ir a peor era bastante complicado. Rousselle asumió la responsabilidad anotando cuatro puntos seguidos y asistiendo a Hankins. Thomas metió su segundo triple y redujo la desventaja a once. El partido se ensució que quizá era lo que convenía. Con más fluidez en ataque, al menos se comenzó a competir. Algo que en la primera mitad no sucedió. Valtonen, que volvió a la pista tras sumar en menos de dos minutos dos faltas en el inicio del duelo, bajó la barrera de los diez puntos. Pero Steinbergs, con un triple, devolvió la tranquilidad a las huestes locales.

Esa mayor claridad en cancha delantera duró poco. Y es que el Manresa no se puso para nada nervioso y, a base de triples, estiró el chicle cuando quiso. Olinde, con un triple, y Alfonso Plummer con cinco puntos, devolvió los 19 de renta. La reacción se esfumó en un pispás. Grant Golden puso de nuevo a su equipo y obligó a Díaz pedir tiempo muerto a 1:55 del final del tercer periodo con 65-42 en el marcador tras un parcial de 12-2. Fue la puntilla al choque.

Con 21 puntos abajo arrancaron los últimos diez minutos en los que el único objetivo era no bajar los brazos. Se siguió con un pobre acierto en cancha delantera y eso provocó que la desventaja no se redujera. Llegaron a ir perdiendo por 27 puntos y eso que los catalanes bajaron el pistón y se relajaron. Habían jugado competición europea entre semana y tocaba tratar de dar minutos a los menos habituales y dar descanso a los pilares de un equipo que siempre se le da mal al Covirán Granada. Tras un parcial de 0-13, los granadinos maquillaron el resultado cuando ya no servía de nada.

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