Obituario

Fallece a los 83 años el pintor malagueño Eugenio Chicano

  • El creador, referencia clave del arte contemporáneo español, murió este martes tras no superar una parada cardiorrespiratoria que sufrió hace unos días durante una intervención

Eugenio Chicano, fotografiado en su estudio en una imagen de archivo.

Eugenio Chicano, fotografiado en su estudio en una imagen de archivo. / Málaga Hoy

Acudió cada mañana a trabajar a su estudio hasta hace apenas unos días, cuando el empeoramiento de su salud se lo impidió definitivamente. Decidió imitar a Picasso en su determinación de no jubilarse y llevó a cabo su empeño hasta el extremo. El próximo 24 de diciembre habría cumplido 84 años, pero la historia, su historia, ha querido ser otra. El pintor malagueño Eugenio Chicano ha fallecido este martes tras no superar la parada cardiorrespiratoria que sufrió hace unos días durante una intervención quirúrgica programada. La neumonía a la que se enfrentó hace dos años, de la que se venía recuperando lentamente, dejó en él secuelas que a cuenta de la operación han terminado resultando fatales. El Ayuntamiento ha decretado dos días de luto oficial y abrirá este martes la capilla ardiente en el Salón de los Espejos, que permanecerá abierta este miércoles antes del entierro que tendrá lugar por la tarde a las 17:00 en el Cementerio de Vélez-Málaga. Chicano, muy ligado al municipio por sus raíces familiares, expresó su deseo de descansar junto a sus padres.

Nacido en 1935 en la malagueña calle Sánchez Pastor, donde una placa recuerda desde 2017 la localización exacta de su casa natal, Chicano se formó en la Escuela de Arte y Oficios de San Telmo y decidió consagrarse a la pintura en 1954. Por aquel entonces comenzó a frecuentar la Peña Montmartre, donde conoció a otras figuras de la Generación malagueña del 50 como Manuel Barbadillo, Jorge Lindell, Stefan von Reiswitz, Enrique Brinckmann, Elena Laverón, Alberca, Dámaso Ruano y Joaquín Peinado. Tras una proyección sobresaliente que le llevó a protagonizar exposiciones en España y buena parte de Europa, Chicano se trasladó a Verona en 1971 para ampliar su formación. Allí reforzó la amistad que ya mantenía con Rafael Alberti y María Teresa León y consolidó su posición como artista esencial del siglo XX, introductor necesario del pop art en España con un imaginario que aunaba la reivindicación política y social contra la dictadura franquista y su querencia por las expresiones artísticas populares como el flamenco y la copla. En 1982 representó a España en la Bienal de Arte de Venecia y en 1988 regresó a Málaga para fundar, por encargo del alcalde Pedro Aparicio, la Fundación Picasso Casa Natal.

Eugenio Chicano, en diciembre del año pasado, en la inauguración de 'Aguatintas por seguiriyas'. Eugenio Chicano, en diciembre del año pasado, en la inauguración de 'Aguatintas por seguiriyas'.

Eugenio Chicano, en diciembre del año pasado, en la inauguración de 'Aguatintas por seguiriyas'. / Javier Albiñana (Málaga)

Para entonces, Chicano ya era un artista de amplio reconocimiento internacional, cuya obra había pasado a formar parte de colecciones como la del Museo Británico, el Museo del Louvre, el MoMA de Nueva York, el Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid, el Museo de la Unesco, el Museo de la Universidad de Friburgo y el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Conoció personalmente a iconos universales de la cultura como Andy Warhol, Octavio Paz, Vinícius de Moraes, Jorge Luis Borges, María Zambrano (en cuyo regreso a España estuvo también implicado gracias a la complicidad con Joaquín Lobato y el germen de lo que sería la Fundación María Zambrano en Vélez-Málaga) y Amália Rodrigues. Nunca conoció personalmente a Picasso, pero sí conversaba frecuentemente con él por teléfono desde la casa de Rafael Alberti en Roma. Dada su estatura, descrita a Picasso por Alberti, el fundador del cubismo se refería a Chicano como el novillero.

A través de la Fundación Casa Natal, Chicano culminó su empeño de reconciliar a Málaga con Picasso

La Fundación Picasso – Museo Casa Natal se convirtió en manos de Eugenio Chicano en un instrumento determinante para el cumplimiento de un objetivo esencial: la reconciliación de Málaga con Picasso. Y es que todavía a finales de los 80 el autor del Guernica era considerado una figura ajena a la historia de Málaga, alguien nacido aquí de manera accidental que poco o ningún vínculo mantenía con la ciudad. El empeño de Chicano (quien, por cierto, acudió en 1981 a la recepción del Guernica en el Casón del Buen Retiro de Madrid acompañado del poeta Luis Rosales) resultó fundamental para que el rumbo de esta relación cambiara de manera radical hasta que Picasso fuese coronado como el emblema cultural, artístico, histórico e incluso turístico de Málaga. Así, puede decirse que cuando el Museo Picasso Málaga abrió sus puertas en 2003, la mayor parte del trabajo en este sentido ya estaba hecha. La influencia de Eugenio Chicano resultó no menos imprescindible para la transformación del Palacio de la Aduana en el Museo de Málaga, primero (ya desde mediados de los 90) en la plataforma La Aduana para Málaga y después al frente de la Fundación Museo de Málaga. Eso sí, el pintor se quedó sin ver en su ciudad un museo consagrado a los pintores de la Generación del 50, una cuenta que sigue estando pendiente (muy a pesar de la representación de estos artistas en lo fondos del Museo de Málaga) y para el que el alcalde, Francisco de la Torre, llegó a comprometerse ante Chicano en el acto de imposición de la Medalla de la Ciudad en 2014. A cambio, el proyecto para la construcción de un Museo Eugenio Chicano en Vélez-Málaga, en el que trabaja el arquitecto Salvador Moreno Peralta, sí se había reactivado en los últimos años y, previsiblemente, una vez señalada la ubicación definitiva, empezará a materializarse próximamente en el municipio.

Desde entonces, Chicano ha ejercido su magisterio en Málaga en muy distintos frentes. Especialmente reclamado por el mundo cofrade, cuyas actividades ha ilustrado a través de innumerables carteles,  el artista ha protagonizado también sonadas exposiciones en las que han dado cuenta de su vigencia como creador único. En 2011, diversas instituciones malagueñas se reunieron para celebrar el Año Chicano con motivo del 75 aniversario del pintor, con exposiciones, publicaciones, conferencias y otras propuestas. En 2014, el artista recibió el título de Hijo Predilecto (además de la Medalla de la Ciudad de Málaga)de manos del alcalde, Francisco de la Torre, y desde 2016 era numerario de la Academia de Bellas Artes de San Telmo. Una plaza en el entorno denominado La Brecha, junto al Muro de San Julián, en pleno centro histórico, lleva su nombre. En 2016, la exposición Paisajes andaluces, inaugurada en el Museo del Patrimonio Municipal, giró por todas las provincias andaluzas de la mano de Unicaja. En diciembre del año pasado el Palacio Episcopal acogió última exposición, Aguatintas por seguiriyas, un homenaje al flamenco que venía a servir en bandeja una poderosa síntesis de su ideario estético. Los proyectos se seguían acumulando en su mesa, pero seguramente la mejor obra que deja tras de sí Eugenio Chicano es una Málaga más libre, más hermosa, más segura de sí misma y más cómplice de la belleza. Corresponde, ahora, estar a la altura de su legado.

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