Síndromes expresivos 21

El punto en la expresión escrita: Relájate y respira

Los signos de puntuación y su importancia en la escritura. Los signos de puntuación y su importancia en la escritura.

Los signos de puntuación y su importancia en la escritura.

Desde el primer día en que un alumno se inicia en el estudio de los rudimentos de la expresión escrita y la composición de textos de diversa índole, el sacrificado profesor incide una y otra vez en la definición de punto y sus variantes: punto y seguido, punto y aparte, punto y coma, dos puntos, puntos suspensivos, punto final. Demasiados puntos, piensan nuestros alumnos al estudiar cada cierto tiempo las características y consejos de uso, resaltados en los maravillosos recuadros coloreados de los modernos y competenciales libros de texto. ¿Resultado? Todos hemos sufrido en carne propia una redacción del tipo:

El punto es un signo que separa una frase o enunciado y la palabra que sigue al punto se escribe con mayúscula, siempre que sea un punto y aparte o un punto y seguido, porque el punto y aparte separa párrafos o cuando se cambia de idea, mientras que el punto y seguido se emplea cuando estás hablando de lo mismo, es decir, no cambias de tema, pero quieres cambiar a otro tema que, más o menos, habla de lo mismo, pero cambia un poco de tema, por lo que no debe confundirse con el punto y aparte y, así, no hay que cambiar de línea, o sea, que escribes en la misma línea sin doblarte mucho y no debemos olvidar que empieza por mayúscula y no por minúscula.

Supongo que muchos lectores habrán reconocido de inmediato multitud de composiciones similares, creadas por nuestros santos alumnos a lo largo de las diferentes etapas educativas. A veces me planteo con cierta ingenuidad por qué esta forma de redacción esquizofrénica se repite más de lo deseado entre nuestros estudiantes. La primera hipótesis puede ser que la mayoría de ellos sea incapaz de aplicar unas pautas de expresión tan sencillas y diáfanas. O tal vez la causa radique en las carencias de comprensión lectora. Sin embargo, en ocasiones me asalta la duda de si alguien les ha explicado alguna vez una regla pragmática, alejada de recetas teóricas de difícil aplicación.

Como consecuencia de esta laguna formativa, cada curso académico los profesores nos topamos con alumnos con mejores condiciones de adaptación pulmonar y dominio de modernas técnicas de concentración. Gracias a este duro entrenamiento, componen textos plagados de comas sin sentido y apelotonan sesenta, ochenta, cien palabras sin regalar al sufrido lector una pausa en forma de punto. Olvidan que los seres humanos necesitamos algún respiro para asimilar la información y ordenar las ideas principales en la mente. ¡No se asfixian los puñeteros!  Así, el síndrome del campeón mundial de apnea en inmersión libre se caracteriza por los siguientes síntomas expresivos:

  1. Líneas y líneas de texto sin punto y seguido. En sustitución de este signo salvador, aparecen comas y más comas dispuestas al libre albedrío. Los alumnos más atrevidos incluyen algún punto y coma (por supuesto, sin justificación alguna). Supongo que será una nueva forma de tortura basada en la asfixia escalonada de la víctima lectora.
  2. Los nexos y conectores se van sucediendo en cascada. Así, cuando pensamos que hemos sobrevivido a un “porque”, seguido de un “mientras”, nos cruzamos en nuestra lectura con un “aunque, por otra parte, también”. Vamos, se hacen un Groucho Marx con “la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte”. Es increíble cómo el lector se ahoga y se parte de risa al mismo tiempo.

¿Se puede superar?

Dos sencillas pautas de escritura pueden ayudar a nuestros alumnos a recuperar el ritmo normal de redacción en cualquier idioma. De paso, los lectores no estaremos obligados a exhibir una capacidad pulmonar fuera de lo común:

  • Elaborar un texto con oraciones extensas es de lo más complicado que existe. No sé si has caído en que Góngora solo hay uno. Por lo tanto, lo ideal es comenzar con frases simples (un verbo conjugado) y oraciones complejas de dos o tres verbos conjugados. Como norma general, un punto y seguido para separar estos breves periodos oracionales. Y punto.
  • El segundo método puede resultar poco académico, pero prometo que es mano de santo para muchos alumnos que sufren este trastorno expresivo: invita a los intrépidos escritores a leer en voz alta el texto que han redactado. Sin mucho esfuerzo, notarán que no se han enterado de nada y que poco a poco se han ido asfixiando (salvo los campeones del mundo de apnea). Solución mágica: cuando sientas los primeros mareos por la falta de oxígeno en el sistema circulatorio, pon un puntito, por favor, aunque sea pequeñito. Y punto.

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