Hecho en Saturno | Rita Indiana

Saturno devorado

  • En 'Hecho en Saturno', Rita Indiana establece un paralelismo entre la obra de Goya,'Saturno devorando a sus hijos' y el proceso político y sentimental de su protagonista, hijo de un viejo mandatario dominicano

La escritora y cantante dominicana Rita Indiana

La escritora y cantante dominicana Rita Indiana

Este un libro adulto. Y con esto no me refiero al proceso biológico de su autora, que no difiere del resto de los mortales, sino al modo en que su protagonista digiere o es digerido por la complejidad del mundo. ¿Qué es lo que se ofrece, pues, en este Hecho en Saturno de Rita Indiana, que nos llama, misteriosamente, desde el título? Lo que se ofrece es esa lenta deglución del yo -Saturno devorando a sus hijos- de la emerge, intacto, el individuo adulto, y que exige no sólo el sacrificio de las pasiones adolescentes; exige también la aceptación de nuestra naturaleza amorfa, voluble, contradictoria.

El hecho de que Rita Indiana haya preferido no hacer política con el hijo de un político destacado; el hecho de que no haya utilizado Cuba para hacer, simplemente, un retrato inmisericorde y acre de los vestigios de la Revolución; el hecho, en fin, de que la condición de yonki de su protagonista no le haya servido para hacer “realismo social”, afluyen a esta misma evidencia y nos indican la ambición, a un tiempo más sencilla y más profunda, de su autora. Así, el protagonista de Hecho en Saturno es el hijo de un viejo revolucionario dominicano, que marcha a Cuba para desintoxicarse y vuelve a su país para alcanzar, de algún modo, una catarsis. Dicha catarsis, sin embargo, no se obrará por un ascenso social, por una reconciliación familiar o por una depuración de sus vicios.

el protagonista de Hecho en Saturno es el hijo de un viejo revolucionario dominicano, que marcha a Cuba para desintoxicarse y vuelve a su país para alcanzar, de algún modo, una catarsis

Digamos que este proceso catártico es de naturaleza estética y viene mediatizado por el Saturno del Prado. A través de esa figura, el protagonista verá cómo la revolución devora a su progenie, cómo el tiempo sepulta el ayer y cómo es Saturno, en todo caso, quien se consume a sí mismo en la carne joven de sus hijos. Con lo cual, y no sin una fatigada perplejidad, lo que el protagonista aprende, en la figura avejentada de su padre, es que Saturno es siempre, no la devoración, sino lo devorado. No la boca, sino lo que la boca absorbe. Lo que el protagonista sabe es que todos, de una forma tiránica y perversa, estamos hechos con la misma sed y el temblor mismo de Cronos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios