Cultura

El azote de la City

  • John Lanchester retrata el Londres de la precrisis en un novelón de 600 páginas por las que pululan decenas de personajes en hasta 17 subtramas

En las primeras páginas de Capital un banquero de la City londinense está agobiado porque no sabe si este año logrará conseguir una prima de un millón de libras. Y resulta que ese plus es básico para su economía doméstica, asediada por la voracidad consumista de su esposa, una señora que quema la tarjeta de crédito cada vez que se da una vuelta por las tiendas de Londres y que encarga reformas en su casa día sí y día también como si estuviera jugando a Los Sims con el dinero que gana su marido. Es diciembre de 2007 en una ciudad en la que, a pesar de la ceguera de nuestro ejecutivo de banca y su mujer, empiezan a adivinarse los primeros síntomas de la crisis.

John Lanchester (Hamburgo, 1962) arranca con este punto de partida una novela colosal sobre el Londres de los inicios de la crisis, en la que ataca con ironía, humor y un puntito de tristeza el modo de vida basado exclusivamente en el dinero. Lanchester es brutal contra los bancos, contra el capitalismo feroz de la City, contra quienes viven o trabajan en ella y contra las desigualdades de una ciudad que, en este sentido, no parece haber cambiado mucho desde que Dickens retratara las miserias de la revolución industrial.

Pero Capital es mucho más que una crítica al sistema. Es un mamotreto de 600 páginas escrito a modo de novela coral, con hasta 17 subtramas y decenas de personajes pululando por ellas. Está el estúpido banquero y su derrochadora señora; está una anciana enferma a la que se le acaba de morir el marido; está su nieto, un grafitero obsesionado con crear arte a través de la provocación; está un albañil polaco; una canguro checa con la que flirtea; un joven senegalés promesa del fútbol que acaba de fichar por un importante club de la Premier; su padre, policía en África que no se adapta a la vida de lujo en Londres; su representante, un tipo que gana un sueldazo sólo por intentar hacerle la vida más fácil; está una familia paquistaní que regenta una tienda; está un inspector de policía obsesionado con cazar a un tipo que no para de molestar; una inmigrante sin papeles que se gana la vida como controladora de la zona azul con una identidad falsa...

Está una ciudad entera. Las vidas de los personajes se cruzan entre sí, a veces sólo rozándose y otras cambiando el destino de cada uno de ellos para siempre, como en Manhattan Transfer, en Ragtime o en La colmena. Y están los temas propios de una ciudad del siglo XXI: la crisis (incipiente aún en la época en la que ambienta Lanchester su obra), la inmigración, la desigualdad, la religión, el terrorismo, un profundo malestar entre los jóvenes que derivaría unos años más tarde en los suburbios en las revueltas de las Blackberries...

Para que todo encaje, el autor lleva la escena a una calle imaginaria de la City, Pepys Road, en la que las casas adquirieron un valor disparatado en las últimas décadas del siglo XX. En ella conviven o por ella pasan todos los personajes de la novela, desde la anciana que soportó allí los bombardeos de la Luftwaffe hasta los pijos banqueros que se instalaron en la casa más grande de esta calle tan chic cuando empezaron a ganar pasta a espuertas. Y, para darle todavía más músculo a su novela, todos los habitantes de Pepys Road empiezan a recibir postales con la inquietante leyenda "Queremos lo que usted tiene", que le aporta su toque de misterio a la obra.

Quizás el mayor mérito de John Lanchester sea la construcción de los personajes, tanto de los principales como de los secundarios, que hacen de Capital una novela muy sólida. La lectura es además muy ágil porque la obra está estructurada en capítulos bastante cortos en los que el lector va saltando de una historia a otra, con lo que las 600 páginas van cayendo a buena velocidad.

¿Y quién es John Lanchester? Pues de él sabemos que es un escritor británico, pero bastante atípico. Escribe en inglés, recibió una educación en escuelas británicas, vive en Londres y su forma de narrar recuerda a la de los clásicos ingleses, aunque no tanto a los grandes escritores de la generación que le precede. Lanchester nació en Hamburgo casi por casualidad y su familia tiene raíces irlandesas. Creció entre Calcuta, Hong Kong, Brunei y Birmania, estudió en Oxford y se casó en Estados Unidos para terminar viviendo en Londres. La interesantísima historia de su familia la contó en Novela familiar.

La historia de la ciudad de su infancia, Hong Kong, la relató de manera inolvidable en El puerto de los aromas, y antes de descargar su ironía contra el capitalismo en la ficción lo hizo en el terreno de la no ficción, en un ensayo titulado ¡Huy! ¿Por qué todo el mundo debe a todo el mundo y nadie puede pagar? Todas estas obras, al igual que las anteriores En deuda con el placer y El señor Philips, las ha editado en español Anagrama.

Y parece que todavía le queda munición contra quienes hundieron el sistema. Cuando, en las presentaciones del libro, le preguntan si teme que sus vecinos de la City se enfaden por el retrato que hace de ellos, le den de lado o se cambien de acera cuando se crucen con él, vuelve a recurrir a la ironía para responder: "No hay ningún problema. En la City la gente no lee".

John Lanchester. Trad. Antonio-Prometeo Moya. Anagrama. Barcelona, 2013. 608 páginas. 24,90 euros

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