Literatura

Muere Fina García-Marruz, el tesoro descubierto de la poesía cubana

  • La autora logró galardones como el Reina Sofía y el García Lorca pese a defender la discreción como una actitud ante la vida

La poeta Fina García-Marruz, en una imagen de archivo.

La poeta Fina García-Marruz, en una imagen de archivo. / Alejandro Ernesto / Efe

Josefina García-Marruz Badía, Fina García-Marruz (La Habana, 1923), la más grande poeta viva que tenía Cuba hasta este lunes cuando se ha conocido su muerte a los 99 años, será recordada como una de las figuras femeninas más relevantes de la literatura hispanoamericana, reconocida con importantes premios como el Reina Sofía o el Federico García Lorca pese a su preferencia por la discreción y el silencio.

"¿Por qué su poesía, y su obra toda, permanecen aún casi desconocidas, como un oculto tesoro?", se preguntaba en 1999 el crítico Jorge Luis Arcos, antes de que distinciones como las citadas o el Premio Pablo Neruda reivindicaran la maestría de la autora. Además de una extraordinaria poeta, García-Marruz, fue ensayista, investigadora y crítica literaria.

Su poesía ha sido traducida a varios idiomas. Entre otras antologías, figura en la realizada por Carmen Conde bajo el título Once grandes poetisas hispanoamericanas, publicada en Madrid, en 1967 y en la de Margaret Randall Breaking the silence (Rompiendo el silencio), publicada en Vancouver, Canadá en 1982.

La autora fue una declarada admiradora de la poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, de quien distinguía su "sensibilidad y estilo". Se consideraba con "suerte" porque decía que nunca necesitó llevar sus poemas a nadie pues tenía en su casa a su esposo, Cintio Vitier, y a su cuñado, el gran poeta Eliseo Diego, y amigos como Lezama Lima.

Su relación con la música, pese a que no aprendió ningún instrumento, venía de su entorno familiar y afirmaba que era "más fuerte, casi, que la poesía (...) sin música me siento mal". De hecho, llegó a asegurar que su mayor orgullo eran sus hijos, los talentosos instrumentistas y compositores Sergio y José María Vitier, ambos ganadores del Premio Nacional de Música de Cuba en 2014 y 2021, respectivamente.

Los estudiosos de García-Marruz destacan la "singular espiritualidad" de su poesía. Según la describe el investigador literario Enrique Sáinz, está "hecha de estados de ánimo, de intuiciones y de revelaciones de la realidad que no vemos en otros poetas cubanos". En cuanto a sus ensayos, opina que se desarrollan "sin academicismos, con una prosa terminantemente artística". 

En 2011 sumó nuevos reconocimientos a su extensa lista tras recibir el VIII Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca, que reconoce el conjunto de la obra poética de un autor vivo que, por su valor literario, constituya una aportación relevante al patrimonio cultural de la literatura hispánica. Como colofón, y para coronar un año redondo en su carrera literaria, también se alzó en 2011 con el Premio Reina Sofía, uno de los más prestigiosos de su género en Iberoamérica. La entrega fue considerada un homenaje al grupo de poetas nucleados en la revista Orígenes, al que pertenecieron grandes nombres como José Lezama Lima, Eliseo Diego, Gastón Baquero, y su esposo Cintio Vitier.

Años atrás, García-Marruz confesó que evitaba las entrevistas o hablar de sí misma porque se sentía "en esos casos como una violinista a la que le piden un concierto de flauta. Yo me comunico mejor con el silencio, sin el que no se podrían dar la poesía, la música, ni el encuentro con uno mismo", precisó entonces.

Trabajó desde 1962 como investigadora literaria en la Biblioteca Nacional José Martí de La Habana y desde su fundación, en 1977, hasta 1987 perteneció al Centro de Estudios Martianos, donde alcanzó la categoría de Investigador Literario, integrada al equipo realizador de la edición crítica de las Obras Completas de José Martí.

Sus publicaciones incluyen Transfiguración de Jesús en el Monte (1947), Las miradas perdidas (1951), Visitaciones (1970), Hablar de la poesía (1986) y Créditos de Charlot (1990), estos últimos ganadores del Premio de la Crítica de los años 1987 y 1991 en Cuba.

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