De libros

Algunos retratos del XVIII

  • 'Recuerdos escritos en 1831'. Charles Victor de Bonstetten. Trad. de Manuel Arranz. Periférica. Cáceres, 2012. 131 págs. 12,50 euros.

Cuando Bonstetten dicta estas páginas, faltan diez años para que Carlyle postule al escritor como héroe contemporáneo, y en consecuencia, como nuevo sacerdote e involuntario mártir de la modernidad. Ejemplo de ello, según el escocés, serían la pobreza de Johnson, la soledad de Rousseau y el olvido de Burns. No es, sin embargo, el caso de este noble suizo, cuya vida está más cerca del ideal galante del XVIII, de la antigua cortesía de Weimar, que de la vertiginosa actividad de las metrópolis europeas. Bonstetten escribe -recuerda- desde la cima de sus ochenta y seis años; lo cual quiere decir que su mundo es aquel que se precipita en las guillotinas parisinas, y no ese otro que asoma en la poesía de Baudelaire, en la pintura de Delacroix y Goya.

Recuerdos escritos en 1831 es una obra menor de agradable lectura. En ella se retrata una Europa cultivada, prosódica, triunfante en los salones de la Récamier y de madame de Stäel. Una Europa, por otra parte, que se expande con la difusión de la novela y el público lector femenino. En 1836, Wiertz pintaba La lectora de novelas como una joven desnuda a la que el diablo tienta con el Antony de Dumas. Bonstetten, pues, visita a Voltaire, frecuenta a Haller, amista con el poeta Matthisson y deplora la sequedad anímica, el corazón atormentado y severo de Thomas Gray. También viaja por Roma, por Venecia, por Nápoles y Bolonia, cumpliendo así con el Grand Tour del hombre cultivado a la manera de Goethe. Allí conocerá a Clemente XIV, admirador de El Cortesano de Castiglione. Son, no obstante, las mujeres (la condesa de Albany, la recitadora Corilla, Friederike Brun, la juvenil Speranza), quienes centran el interés de este singular patricio alpino. Suiza, que por aquellos días daba el genio tumultuoso, la inteligencia febril de Rousseau y Fusseli, dio también el talento apacible, ilustrado, vagamente libertino, de Bonstetten, olvidado fruto de Las Luces.

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