Opinión

Manuel Gregorio gonzález

Sobre la soledad

Con Goytisolo muere una forma de ser español, un modo de conceptuar España, que arranca en el plural exilio del XIX y llega hasta ese vaga y punzante heterodoxia de Goytisolo, cuyo linaje hay que buscar, como sabemos, no tanto en la obra de Menéndez y Pelayo, en su Guía de los heterodoxos españoles, cuanto en las páginas de don Américo Castro y aquella españolidad trémula y sobrecogida que aplicó a los conversos del XVI-XVII, y en los que Bataillon encontraría el verdadero hontanar de la picaresca. Quiere esto decir que Goytisolo no sólo indagó en la españolidad impar de aquellas figuras trágicas y eminentes (del conde don Julián a Bartolomé de las Casas, Blanco White y Larra, Cernuda, etcétera), sino que se consideró él mismo una suerte de elongación de aquella España itinerante, cuyas últimas desventuras hay que datar, con seguridad, en la España que comienza en el 36-39 del siglo pasado.

Esto significa, de igual modo, que Goytisolo concibió lo español como una forma solitaria y agónica de la existencia; y en suma, como una condensación histórica de la desdicha. Siguiendo a don Américo Castro, podríamos concluir que Goytisolo quiso ver en la España heterodoxa el quicio mismo del ser español, con un añadido de importancia. Dicho añadido es la premisa o el requisito de lo mestizo. Es ese vértice de lo impuro, de lo fluyente, de lo adventicio, es donde Goytisolo ha querido situar tanto su pensamiento como su obra narrativa. Lo cual lo incardina, por un lado, en la generación del 98 y su problemática de lo español; y por otra parte, lo hace partícipe de la moderna historiografía que busca en lo foráneo, en la sedimentación de los diversos estratos culturales, el tembloroso rastro de lo propio. Así cabe afirmarlo de aquel Estebanillo González, hombre de buen humor, que Goytisolo incluye en El furgón de cola (1976), y cuyo linaje intelectual hay que situar en las páginas que Castro y Bataillon dedican a la picaresca.

¿Significa esto que Goytisolo, que la obra de Goytisolo, pecó acaso de un trágico esencialismo? Con mayor precisión cabría decir que la España que interesó a Goytisolo -la España de la modernidad que arranca en el XV-, se fundamentó, en buena medida, en una formidable anomalía. Este carácter anómalo es el que faculta, en cierto modo, tanto al hereje como al converso, y el que propicia, en última instancia, la soledad sobrecogida de la que Goytisolo habla. Que esto fuera una particularidad española, una constante histórica, es algo que admite discusión. Que la historia de España es fértil en solitarios, inclinados a la heterodoxia, no admite, sin embargo, discusión alguna.

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