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Antonio Reina: El eterno desafío de la gacela

  • El ochocentista, plusmarquista nacional durante una década, regresa al pasado al disfrutar de un excelente estado de forma para Londres · Tiene en mente ir a sus cuartos Juegos a Río.

Las lesiones y las malas lenguas dieron por muerto demasiado pronto a la gacela de Osuna. Antonio Reina (13-06-81), ya sin el Manuel ni el Ballesteros que se añadían antes para citarlo con los nombres y apellidos completos, pide paso. ¡¡¡Con 31 castañas!!! Disfruta de la serenidad del viejo guerrero. No se devana los sesos con la presión del que pudo ser y no ha sido. Su palmarés está ahí y vuelve por sus fueros una década después de correr como una locomotora y batir dos veces en un mes el récord de España de los 800 metros: 1.44,11 en San Sebastián (20-08-02) y 1.43,83 en Madrid (21-09-02). Presumía de tener las ocho mejores marcas del ranking histórico nacional -se quedó cerca en Zúrich en 2004 de su plusmarca: 1.43,89- y en éstas que en 2012 lideraba la lista española anual con el 1.44,65 que se marcó en Doha el 11 de mayo. Hasta que llegó el loreño Kevin López...

Estará en sus terceros Juegos y recuerda que su relación con Rosario Montaner -hermana de la atleta Concha- "es olímpica". "Nos empezamos a conocer en 2004, nos casamos en septiembre de 2008 y vamos a ser padres de nuestro primer hijo en diciembre de 2012". A caballo entre Madrid y Valencia, este ursaonense se sigue manejando con desparpajo, aunque usa más las eses por su nueva condición capitalina.

"A la tercera va la vencida. Antes me quedé en semifinales. En Atenas tenía opciones, iba quinto o sexto del ranking mundial y no llegué a la final, pero en Pekín pasó lo contrario: no acudía con muchas esperanzas y entré en las semifinales", dice Reina, que no hace previsiones para Londres: "La final está complicada, pero vamos a luchar por ella. Rudisha sobresale del resto, pero es una prueba muy abierta, como siempre. Lo que pasa es que el keniano lleva una marcha más. Yo no firmo nada. Estoy en un momento de forma que lo mismo me quedo en semifinales o me cuelo en la final con opciones".

Tantos años dominador de la distancia e integrado en la élite mundial, ¿qué le ha pasado en las grandes competiciones para no obtener resultados? "Siempre ha habido un pinchacillo, bien psicólogico o por la presión, y no han salido como deberían, pero hay que pensar que los demás también se preparan y alguien sale perdiendo, aunque... siempre me ha tocado a mí. Eso sí, los hemos arreglado en los mítines".

Cuando se le plantea el dilema entre Kipketer, el que iba tirando de los 800 en sus inicios, y Rudisha, que pulverizó la plusmarca mundial del primero y a quien hoy no hay quien le tosa, Reina recuerda que "he tenido la suerte de correr con los dos y veo más completo a Rudisha, aunque me gusta más Kipketer, con el que hablaba mucho. Ahora está en la IAAF y nos saludamos cuando nos vemos. Este año, nos lo encontramos en Estambul y vino a charlar. Rudisha es tímido y siempre está con los kenianos. Me llevo bastante bien con Yego y si está él, siempre es muy educado, pero Kipketer es mucho más abierto".

Volviendo a la tierra y dejando a un lado a las dos estrellas de su prueba, el atleta de Osuna siempre ha tenido una especial relación, de amistad pura, con "Juande Jurado (800) y Fran Lara (3.000 obstáculos), los de Jaén, donde he ido mucho. Daría la cara por ellos siempre". Y no quiere olvidar en el apartado de menciones a su gran mentor, su maestro hasta que hace un año tomaron rumbos diferentes, Manolo Alcaide: "Mi preparador actual, Bernardo Domínguez, es bueno, lo conozco bien y tiene una forma de trabajar parecida a la de Manolo, además de llevar a un grupo estupendo. Por lo que sea, las cosas están saliendo y el mérito no es sólo de ahora, me pegué muchos años con Manolo y eso está ahí. Este cambio me ha ayudado a quitarme la presión, me ha ayudado a ser Antonio Reina, que no se había perdido, sino que estaba en un laberinto y no salía. Y ya he salido".

Ese homenaje a Alcaide viene trenzado además con la idea de que los viejos rockeros nunca mueren y Reina, radiante, se ve con cuerda para largo: "Está claro que no mueren, la prueba soy yo. Las lesiones me hicieron trizas, se me rompió el quinto metatarsiano a finales de 2005, estuve seis meses parado, encadené varias dolencias y me pegué 20 meses sin competir. Después, en marzo de 2009, falleció mi madre. Todo iba en picado para abajo. Pero al final se sale y, si luchas por un objetivo, se puede conseguir". Y tanto. Reina no se estanca, no quiere estancarse en Londres, pese a que los ochocentistas no son como los fondistas y no suelen extender su carrera: "Voy a ser el primero con 35 años. Llegar a los Juegos de Río de Janeiro es mi reto, espero lograrlo porque pienso que es viable. No hay ochocentistas tan veteranos porque no se lo plantean. Kipketer se retiró con 32 ó 33, creo, pero podía haber durado un ciclo más. Se fue a casa haciendo 1.44. Debe ser que cuando tienes un palmarés extraordinario, sólo quieres ganar. Aun así, a él le faltaba el oro olímpico y se retiró. Y Bungei lo hizo porque quiso, decía que había conseguido todo, los oros olímpico y mundial. Hace poco he hablado con su ex mánager y me dijo que está en Kenia, gordito y con su sombrero de paja. Yo sí me planteo seguir. El 800 me debe una, pero aunque la consiguiera ahora, voy a luchar por llegar a Río".

Al Quillo, como aún lo llaman algunos de la vieja guardia que "andan danzando por ahí", seguramente no lo vea su esposa en directo por el embarazo. Sí estará junto a los dos mozalbetes sevillanos, nazareno (Luis Alberto Marco) y loreño (Kevin López), que no sólo le pisaron los talones, sino que superaron al maestro, hasta que éste ha recuperado el tono y de nuevo está por delante: "Ellos siempre han dicho que he sido una referencia. Será por algo. A Luis Alberto lo recuerdo de pequeño, tengo esa imagen grabada, le regalé unas zapatillas. Imagino que ese tipo de cosas crean escuela, estar ahí, en 800, los chavales se fijaban y mira dónde están uno y otro. Este año estoy bien, pero las dos temporadas anteriores me han dado una guerra... Es bueno porque hay una rivalidad sana, tanto con Luis como con Kevin. A Olmedo se le quitó nuestro salero sureño cuando se fue a Segovia", bromea el de Osuna.

Está pendiente de que le digan quién será su compañero de habitación. Le gustaría el vallista Jackson Quiñóñez, "con el que he dormido en las últimas citas". Hablando de la villa, Reina prepararía alguna gamberrada en sus tiempos mozos. Dice que no, pero es que sí: "Bueno, la verdad es que en Atenas montamos un lío. Los hermanos Roberto y Carlos García, Pentinel, Quesada, Olmedo y yo pillamos un buggy de golf, nos montamos en la parte de arriba de una cuesta y nos lo llevamos para abajo; eso se bloqueó o no tenía frenos y nos tuvimos que tirar todos, pero fue en los últimos días, ¿eh?, habíamos terminado de competir. Yo me cagué. Si ahora viera a algún chaval haciendo eso, le echo una bronca...".

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