Vuelven los malos tiempos al Atlético de Madrid, que tras caer con estrépito ante el Hércules encara el derbi ante el Real Madrid con las urgencias propias de un equipo enfermo. El partido sirvió para que Quique Sánchez Flores abriera su rueda de prensa con un mensaje que no es novedoso desde que entrena al conjunto rojiblanco: "Pido perdón a la afición".

Y ayer le tocó a Reyes entonar un canto de culpabilidad ante una afición que se echa a temblar cada vez que juega ante el Real Madrid, al que no gana en su casa desde la temporada 1999-2000: "No hay que seguir hablando, sino intentar poner punto y final a esto".

La cita parece llegar en el peor momento posible para un Atlético que lleva meses acumulando disgustos. Primero, en noviembre, ya se descolgó de los puestos de privilegio y posteriormente quedó eliminado de la Liga Europa. Luego sorprendió que el club accediera a dejar marchar en enero a Simao, un titular indiscutible para Flores, que busca sustitutos en un plantel corto mientras el club agiliza la contratación de Juanfran. Así, el preparador del equipo del Vicente Calderón acudirá al Bernabéu con lo que ahora tiene: un equipo lleno de dudas.