Él es quien puede hacer la diferencia. Mario Balotelli es quizás el arma ofensiva más peligrosa de Italia. Y al mismo tiempo es el chico malo, el “enfant terrible” de la “squadra azzurra”. El delantero polariza a su entorno y al público como ningún otro astro “azzurro” de cara al Mundial de fútbol de Brasil 2014.

Pero a pesar de eso, o justamente por eso, las expectativas puestas en el jugador de 23 años son enormes, al igual que la atención que recibe su vida privada en Italia. Cada acción, cada tweet del atacante son seguidos de cerca y comentados en la prensa. “Dejen de hablar y hablar y hablar (…) Vivan y dejen vivir”, escribió Balotelli el año pasado casi desesperado en Twitter.

Y es que el hijo de inmigrantes ghaneses, que fue adoptado de niño por padres italianos, muestra a veces también su lado sensible. Así, en febrero lloró desconsolado tras ser sustituido por el entrenador y recibir cánticos racistas. Días después puso los ojos de su hija como imagen de su Twitter. Doblemente llamativo, porque Balotelli había reconocido la paternidad apenas el mes anterior tras una larga disputa y una prueba de ADN.

Pero por el otro lado también es un bromista extrovertido al que le gustan los coches rápidos y las mujeres bonitas, que se pelea con hinchas y árbitros, que no se guarda su opinión y que una y otra protagoniza escapadas y escándalos. 

Y justo ese aspecto de su personalidad es el que el entrenador italiano Cesare Prandelli preferiría que dejara en casa de cara al Mundial. El técnico de 56 años anunció que no aceptará más escapadas. De hecho, a sus jugadores les impuso durante el torneo la prohibición de utilizar Facebook y Twitter y estableció estrictas reglas de ética. Y las aplica, como quedó de manifiesto en el amistoso con España. Tras una trompada contra el argentino Mauro Icardi, expulsó del plantel al centrocampista Daniele de Rossi.

Prandelli tiene objetivos ambiciosos para el Mundial: quiere ganar el título con los “azzurri”. Por eso, no necesita buscapleitos en su grupo, aunque al mismo tiempo no puede darse el lujo de prescindir del excepcional Balotelli. En un buen día, el delantero puede decidir él solo un partido, como en la semifinal de la Eurocopa 2012, cuando eliminó con dos goles a los alemanes, considerados los favoritos, y allanó así el camino de Italia a la final.

Las cualidades sobresalientes de Balotelli son indiscutidas. Su talento llamó la atención ya de muy joven cuando a los 15 años jugaba en equipos juveniles italianos. Su carrera profesional comenzó en el Inter de Milan, con el que debutó a los 17 años en la Serie A. Pero poco después ya se peleó con el entrenador José Mourinho por primera vez y quedó fuera del equipo por bajo rendimiento.

En el 2010, Balotelli fue fichado con enormes expectativas por el Manchester City en la Premier League. Pero sus inicios allí no fueron muy buenos. Ya en los primeros partidos, fue expulsado dos veces. Y cuando en los siguientes meses se sucedieron las tarjetas rojas, el entrenador Roberto Mancini se enfadó. También más allá de la cancha el italiano generaba revuelo y daba titulares a la prensa una y otra vez.

A principios de 2013 se produjo el regreso entre vítores del héroe de la Eurocopa 2012 a Italia. En el Milan, marcó dos goles en su primer partido. Pero no todo se desarrollaría tan amablemente en el club de sus amores. De regreso a Italia los medios se abalanzaron aún más sobre el goleador y su vida privada. “Vivir como una persona normal” es su mayor deseo, reveló Balotelli a fines del año pasado. “Muchas veces cada uno de mis gestos, incluso un simple tweet, son utilizados para interpretaciones. En el exterior no es así”, se lamentó.

Y en su cometido recibe el apoyo del entrenador Prandelli, uno de sus grandes defensores. “Balotelli aprenderá. Necesita mucho amor”, defendió el técnico a su atacante. Aunque a veces parece que incluso Prandelli perderá la paciencia con su protegido. “Tiene que madurar”, reclamó poco después con vistas al Mundial.

Sus entrenadores –Prandelli, y Clarence Seedorf en el Milan- dicen sobre Balotelli que tiene el talento y las cualidades para ser uno de los grandes. Pero para eso debe concentrarse en el deporte y dejar de lado las escapadas y los escándalos. “Todos esperamos que explote y se convierta en el campeón que todavía no es”, resumió Seedorf.