Leganés-Real Madrid

Benzema salva al Madrid (1-1)

  • El Real Madrid salva un punto en su anodino caminar hasta el final del ejercicio frente a un Leganés que se adelantó a través de Jonathan Silva

Un momento del partido entre Leganés y Real Madrid

Un momento del partido entre Leganés y Real Madrid / Efe

El Real Madrid selló un empate sin brillo en su visita al Leganés gracias a un gol de Benzema en el arranque de la segunda parte que sirvió para contrarrestar el inicial de Jonathan Silva.

Se reencontraba Zinedine Zidane con su pasado más amargo buscando una victoria que le permitiera pasar página y olvidar aquel episodio de enero del 2018, cuando en su primera etapa en el banquillo el Leganés se impuso 1-2 en el Santiago Bernabéu durante la vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey.

Ese tropiezo, y la consiguiente eliminación en un momento en el que los resultados no acompañaban, hizo mella en el galo hasta el punto de acabar mencionándolo como algo a olvidar cuando hizo balance en la rueda de prensa de su despedida del club.

Aquella noche de mal recuerdo la vivió sobre el césped durante los minutos finales el lateral derecho Carvajal. Leganense de cuna, recuperó la titularidad en su vuelta a casa en detrimento de Odriozola. También en el once fueron novedad Marcelo y Casemiro, quedándose Bale fuera.

El rival, por su parte, disfrutaba de un momento dulce al sumar en sus tres citas anteriores. Con registros suficientes para pensar en una salvación aún no matemática, el sueño remoto de alcanzar puestos europeos era el estímulo para salir con ganas.

Estaban avisados los visitantes pues en ese verde habían derramado puntos conjuntos como el Barcelona, el Atlético, el Sevilla o el Valencia. Por ello salieron serios, firmes para no doblarse ante el ímpetu inicial del anfitrión.

Tuvieron incluso acercamientos. Isco, que en Butarque había jugado uno de sus pocos choques como titular en la era Solari cuando perdieron en la Copa por 1-0, diseñó una asistencia que traspasó el muro defensivo como si fuese de papel. Recibió con clase Asensio, pero en el mano a mano se encontró con Cuéllar.

Hubo réplica cuando Siovas peinó un balón parado y Braithwaite, en buena posición, ejecutó un cabezazo manierista que rozó el palo. Toque de atención que no pasó de anécdota.

Al otro lado, un cuadro blanquiazul acomodado y contemplativo sólo cruzaba la frontera para salir a la contra al robar en zona delicada o en situaciones aisladas que servían para despertar a los aficionados.

Sin embargo, cuando varios desembalaban el bocadillo pensando en el descanso, un esférico rechazado lo atrapó Jonathan Silva en la penumbra de la media luna. El argentino, que venía de anotar un gol tan bello como indescriptible en Mendizorroza, hizo diana pese a la estirada de Keylor.

El revés lo dejaron los madridistas en la percha del vestuario para salir con fuerzas renovadas y en sólo cinco minutos igualaron. Modric congeló el tiempo al borde del área y, ante el escrutinio de tres zagueros, le regaló un balón de oro a Benzema. En su primer intento desvió bien Cuéllar, pero, a la segunda, no perdonó.

Pudo ser mayor el castigo si Asensio hubiera aprovechado las dos que tuvo, un desvío sutil en el primer palo y una situación de uno contra uno en un contraataque. En ambas respondió bien el cancerbero. Mientras, Pellegrino optó por sacar a En-Nesyri y El Zhar, batallador el primero y eléctrico el segundo. Trataba de aportar algo diferente a un equipo que seguía esperando una señal, pero ninguna de esas virtudes permeó en el colectivo.

El desenlace parecía, pues, depender de un contrario que optó por llevar la iniciativa. No le bastó con el dominio territorial, la voluntad y un zapatazo de Marcelo que repelió un inspirado Cuéllar. Incluso pudo perder, pero a En-Nesyri se le anuló un tanto por fuera de juego. Así el Real Madrid acabó certificando un empate anodino en el largo camino hasta el final de la temporada.

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