En una época en la que los entrenadores acaparan ya casi el mismo espacio en prensa que los jugadores, emerge una figura como Vicente del Bosque, una 'antiestrella' de los banquillos, que ya es historia viva de la selección española.

Del Bosque quedó el martes como el seleccionador español con más triunfos de la historia. Con 39 éxitos en 44 partidos, superó a su antecesor, Luis Aragonés, que había dejado la mejor marca en la final de la Eurocopa 2008 en 38 triunfos en el total de 54 choques que dirigió.

'Vicente del Récord' o 'Marqués del Récord', titularon ayer los diarios deportivos madrileños Marca y As. A sus 60 años, Del Bosque vive la que probablemente será su última aventura como entrenador, aunque nadie sabe por cuántos años más prolongará el viaje al frente de la selección.

La oportunidad de dirigir al combinado rojo le llegó hace tres años, después de una carrera singular, seguramente por su carácter discreto. Al salmantino nunca le gustó ser protagonista y quizá por eso no tuvo demasiadas ofertas para dirigir equipos.

Del Bosque salió del Real Madrid en el año 2003, pocas horas después de ganar con el conjunto blanco la Liga española. Atrás quedaban también dos Ligas de Campeones (2000 y 2002), últimos trofeos continentales ganados por el club blanco hasta la fecha.

Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid entonces y ahora, decidió que la figura de Del Bosque no se ajustaba a los tiempos modernos, tan mediáticos, y prescindió de él en una decisión que todavía genera críticas al mandatario. Luego, Del Bosque apenas dirigió durante unos meses en 2004 al Besiktas turco, sin ningún éxito.

Hasta que en el año 2008 la selección se acordó de él por mediación de Fernando Hierro, director deportivo de la Federación Española de Fútbol y antiguo jugador de Del Bosque en el Real Madrid.

El reto que se le presentó entonces al entrenador no era pequeño, pues tomaba las riendas de un equipo que acababa de quedar campeón de la Eurocopa después de desplegar un gran fútbol con el que asombró al mundo entero.

Pero Del Bosque no sólo consiguió hacer olvidar a Aragonés, sino que amplió los logros conseguidos hasta entonces. En pocos días el salmatino pacificó notablemente la relación de la selección con su entorno, principalmente con la prensa, un aspecto que Aragonés había olvidado. Luego, Del Bosque ofreció sobre el terreno de juego suficientes variantes tácticas para permitir que la selección se sobrepusiera a momentos muy difíciles en el último Mundial, que acabaría ganando.

Ahora la vida de Del Bosque es casi placentera. Recientemente recibió el título nobiliario de marqués, extraña es la semana en la que no recoge un premio y tiene el reconocimiento de todos los estamentos del fútbol, desde colegas de profesión hasta jugadores y prensa.

"Lo importante es sumar objetivos", dijo el martes, fiel a su estilo modesto, tras la victoria por 3-0 en Venezuela. "Lo que queríamos era terminar la temporada con buenas sensaciones", añadió.

"Es un grandísimo entrenador", señaló Pedro, uno de los hombres que ha debutado bajo su mando. "Y le deseamos que siga mucho tiempo con nosotros". Puesto que casi nadie en España discute que es el técnico adecuado para dirigir a la selección, la única cuestión que queda por saber es: ¿durante cuánto tiempo más?