Covirán Granada-Palencia | Crónica y resultado

El Covirán Granada pasa por encima del Palencia en un último cuarto espectacular (77-59)

  • El conjunto de Pablo Pin logra una importante y trabajada victoria en un encuentro muy igualado durante tres cuartos que se decide en los últimos diez minutos con un parcial demoledor

Manu Rodríguez, en un lance del encuentro ante el Palencia.

Manu Rodríguez, en un lance del encuentro ante el Palencia. / Antonio L. Juárez / Photographerssports (Granada)

Pareció que el Covirán Granada lo tenía todo preparado para asestar la puntilla al Palencia en el último cuarto. Pareció que hasta entonces los locales habían permitido a sus invitados estar metidos en el partido y creerse que podían asaltar el Palacio de Deportes.

Evidentemente, ésta es una lectura demasiado simple como para ser real, pero tras 30 minutos cargados de igualdad, en los que los de Pablo Pin cocinaron a fuego lento a su rival, el cuadro rojinegro fue una apisonadora en unos diez minutos para enmarcar en los que tras endosar un parcial de 22-7 firmaron un marcador que quedó precioso al final del choque: 77-59.

El encuentro tuvo de todo. Hubo mucha intensidad defensiva por parte de los dos equipos durante la primera media hora, en la que la igualdad fue absoluta, lo que desparramó emoción e incertidumbre por todo el Palacio, y un último cuarto para goce y disfrute del baloncesto con un Covirán sublime en defensa y efectivo en ataque.

La presencia de Fall se hizo notar La presencia de Fall se hizo notar

La presencia de Fall se hizo notar / Antonio L. Juárez / Photographerssports (Granada)

Inicio espeso

Le costó arrancar al Covirán, que tardó casi dos minutos en anotar. Los palentinos tampoco anduvieron finos de inicio, aunque pronto dejaron ver que su gran referencia en ataque era Borovnjak y que uno de sus problemas era la presencia de Fall, que no tardó en coger protagonismo. Precisamente un 2+1 del senegalés tras un triple de Bropleh supuso la primera ventaja local (8-4, 4'50’’).

Aún así, durante buena parte del primer acto las defensas se mostraron más efectivas que unos ataques con menos ritmo y más errores de la cuenta. Tras una recuperación y canasta de Lluís Costa, el Covirán cogió una renta de cinco puntos (16-11), momento en el que Pin cambió de golpe a cuatro jugadores con el propósito de mantener la intensidad. Lo que no se mantuvo fue la continuidad en la pista delantera. En el último minuto, el Palencia mostró su facilidad para ver aro desde más allá de la línea de 6,75 y con dos triples consecutivos cerró el acto inaugural por delante: 16-17.

Igualdad

Con mucha intensidad a ambos lados de la pista comenzó el siguiente cuarto. Los locales mantuvieron a sus invitados tres minutos y medio sin anotar. No lo aprovechó del todo el Covirán, que apenas había sumado cuatro puntos, pero al menos llevaba la iniciativa. La mala noticia, la segunda personal de Fall.

Con poca fluidez en los ataques se cruzó el ecuador del segundo acto. Ningún equipo era capaz de hilar dos canastas consecutivas. Con los locales atascados, a los castellanos les bastó un poco de acierto para endosar un 0-5, ponerse por delante y obligar a Pin a pedir tiempo para dar nuevas órdenes (24-25, a 3’47’’ para el descanso).

Se animó un poco el cotarro ofensivo según se fue acercando el intermedio, con los dos equipos intercambiando aciertos y errores en un marco de máxima igualdad. Un palmeo de Borovnjak casi sobre la bocina volvió a dejar al Palencia un punto arriba al descanso: 33-34.

Tras el paso por los vestuarios volvieron los ataques almidonados. Las defensas, nuevamente, volvieron duras al escenario. Un 2+1 y un triple consecutivos permitieron al Palencia ponerse cuatro arriba a las primeras de cambio (36-40), una renta que los visitantes no sólo mantuvieron hasta casi la mitad del tercer acto, sino que además provocaron la tercera personal de Fall. Todo un contratiempo para Pin, que veía como a su equipo le faltaba chispa de cara al aro rival. Los rojinegros iban a empellones y algún que otro 'artillero' no terminaba por hacer acto de presencia.

Gesto de alegría de Christian Díaz, que realizó un gran encuentro. Gesto de alegría de Christian Díaz, que realizó un gran encuentro.

Gesto de alegría de Christian Díaz, que realizó un gran encuentro. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Tras unos compases de mucho esfuerzo, el Covirán igualó la contienda tras dos tiros libres anotados por Lluís Costa, que se exprimía por intentar coger la manija y marcar el ritmo a los suyos (43-43, 26’30’’). Bropleh también fue de los que se echó el peso del equipo sobre sus hombros, sobre todo en la pista delantera.

El gran trabajo de los dos equipos seguía traduciéndose en una paridad casi total. A diferencia de los dos actos anteriores, en esta ocasión fueron los granadinos los que acabaron por delante en los guarismos gracias a un triple de David Iriarte: 55-52.

Los locales, brillantes

El inicio del cuarto definitivo no se pareció a ninguno de los precedentes. El Covirán salió como una moto y sobre la base de la intensidad y dureza que es capaz de instalar en torno a su aro, pudo por fin correr. David Iriarte volvió a firmar de tres y Christian Díaz, gran partido el suyo, secundó al mallorquín para endosar en dos minutos y medio un parcial de 7-2 que puso una inusitada ventaja de ocho puntos (62-54, a 7’48’’ para el final). Todo un lujo por lo visto hasta entonces.

El Covirán, consciente de que el triunfo había que cimentarlo en la retaguardia, apretó aún más y puso un gran empeño en hacerse con los rechaces. Ello le costó la cuarta personal a Iriarte, pero los locales habían cogido velocidad de crucero.

Pablo Pin, durante un tiempo muerto. Pablo Pin, durante un tiempo muerto.

Pablo Pin, durante un tiempo muerto. / Antonio L. Juárez / Photographerssports (Granada)

Mediado el acto, Murphy puso a los suyos diez arriba tras un monumental rebote de Manu Rodríguez en ataque (66-56). Poco después, Christian Díaz puso el marcador con unos números que se antojaban ya definitivos (68-56, a 3’58’’ para el descanso), más aún cuando los palentinos comenzaron a perder la disciplina mostrada hasta entonces y se desesperaron.

Toda la emoción con la que se había desarrollado el partido hasta entonces desapareció de un plumazo y los rojinegros se dedicaron a disfrutar del momento y a ofrecer espectáculo a los asistentes.

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