GRANADA B | CÓRDOBA B

Cuidado con el hijo de John McLane

  • Gran entrada en Los Cármenes para ver el duelo de filiales, con casi un millar de cordobeses Dimitrievski protagoniza un pique con ellos

Una semana y un día después, el estadio de Los Cármenes regresó a la Tercera División. Siempre hay tela que cortar en esta circunstancia. Un campo tan grande para la cuarta categoría nacional. Pero ayer no se quedó excesivo el coloso del Zaidín. Ni el día del Trival Valderas. De nuevo, espectáculo de la afición del Granada que pobló las gradas en algo más de 6.000 espectadores. Encima hubo colorido rival. De Córdoba arribaron a la ciudad de la Alhambra 15 autocares. Ahí es nada. Cerca de un millar de verdiblancos que parecían animar al primer equipo que al segundo. El filial cordobesista está levantando pasiones en la capital califal, y ayer se comprobó en Los Cármenes. Menuda le espera al 'B' en El Arcángel este domingo. A ver si responde así la hinchada del Granada.

Aunque, eso sí, de cordialidad bien poca. Viejas rencillas saltaron entre los más radicales. De hecho, antes de oírse un ¡Granada, Granada! o ¡Córdoba, Córdoba! se escucharon recuerdos no muy cariñosos hacia las madres de ambas ciudades. Un gran ejemplo, sí, sobre todo para los granadinistas que quieran ir a la bella capital vecina, que lo mismo se piensan en coger la A-92.

El partido también tuvo una figura de contracrónica. Stole Dimitrievski. Durante muchos momentos dominó el juego y la escena. Gesticulaba, corregía con fuerza a sus compañeros... Se sentía dueño del tema. En la segunda parte sobre todo. Tenía detrás a la afición del Córdoba, que le enfiló desde el primer momento. Le sacó un paradón a uno de ellos y le dedicó un gesto retador al graderío hostil. Se venganza en el campo. Y es que, el 'hijo de John McLane', es mucho tío. Como buen balcánico, cuanto más en contra esté el ambiente, más se crece. Un crack macedonio.

Hace una semana también asistíamos en Los Carmenes al desmonte de la élite, una vez acabada la Primera División. Y, lo cierto, es que ocho días después todavía hay vestigios de un año de profesionalismo. Eran las líneas de los campos de fútbol 7 del reciente Torneo Nacional alevín. Lo cierto es que los operarios se movieron rápido. La cal se pintó de verde y las vallas publicitarias electrónicas ya no estaban. Ni siquiera se notó que durante casi cuatro días estuvo castigando el césped una pesada estructura metálica. Profesionalidad total. Como con la que algunos se toman su cargo, y se olvidan de que hablar y dejar hablar soluciona muchos malentendidos. En fin. Cosas que pasan cuando los periodistas vamos más allá de lo que algunos consideran necesario.

Así se apagaron las luces de Los Cármenes. Todavía queda una entrega más de la Tercera en este campo. Granada confía.

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