El DKV Joventut de Badalona vio coronado en Turín su proyecto de cantera y juventud, su baloncesto alegre y festivo, al proclamarse campeón de la Copa ULEB en el Palavela de Turín, frente a un Akasvayu Girona voluntarioso, pero demasiado cansado, incapaz de contrarrestar el talento que atesora la Penya por todos sus poros.

El equipo que entrena Aíto García Reneses se lleva de Turín un nuevo título europeo y un billete a la Euroliga, premios que le acreditan como uno de los equipos del momento. Pocos clubes disfrutan de una plantilla tan equilibrada y en tan dulce momento de juego. Al frente, la serenidad de Aíto, espíritu de un equipo que representa el baloncesto espectáculo.

Ni siquiera necesitó el DKV recurrir a la mejor versión de Rudy Fernández para doblegar al Akasvayu. Ha adquirido tal jerarquía deportiva que su talento natural le permite despachar los partidos con toda la naturalidad del mundo. Se impone a sus rivales desde el escudo de la camiseta. Si no le funciona su planteamiento, suele tener un plan B para sobreponerse a las adversidades.

Aunque no comenzó demasiado bien, el Joventut acabó por imponer su ADN y su peso específico en el momento decisivo. Empezó el Joventut despistado, anulado por la defensa de Akasvayu, pero rectificó a tiempo para ser luego una apisonadora.