El Real Murcia venció a la Unión Deportiva Las Palmas ajustándose a la ley del mínimo esfuerzo ofensivo, en un partido que acogió dos periodos diferentes -mejor el segundo-, y propició una bronca final de los espectadores, con muestras de pañuelos y pitos a los dirigentes insulares que estuvieron en el palco.
Un juego anodino, de alternativas, con supremacía de las defensas sobre los ataques y con escasas oportunidades de gol, produjo una mala sensación a los aficionados durante la primera parte.
Nada tuvo que ver la segunda parte con la primera, porque el equipo canario tomó el mando y dispuso de las ocasiones, mientras que su rival aprovechó al máximo la suya y después acentuó el trabajo defensivo. Cuando más apretaba el equipo local, Marañón recogió la pelota en la frontal del área, tiró con potencia y cruzado y marcó.
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