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Encuentro con olor a decepción

  • El Madrid sabe que pasa a octavos como segundo y el Dortmund debe sellar su billete a la Liga Europa

Cristiano Ronaldo, en el entrenamiento previo a la cita de esta noche.

Cristiano Ronaldo, en el entrenamiento previo a la cita de esta noche. / emilio naranjo / efe

Real Madrid y Borussia Dortmund se miden en el Santiago Bernabéu en la última jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones de fútbol, un partido que viene marcado por el olor a decepción que desprenden ambos conjuntos. Para el equipo blanco se trata de un encuentro intrascendente porque pase lo que pase va a ser segundo de grupo. Todavía más decepcionante fue la respuesta del Dortmund, que ni siquiera pudo pelear por entrar en octavos.

La única diferencia respecto al Madrid es que todavía tiene algo en juego para este choque, como es entrar en la Liga Europa como tercer clasificado. Actualmente está igualado a puntos con el Apoel y le basta con hacer lo mismo que el equipo chipriota en Londres para poder lograr ese objetivo secundario. Según están las cosas, y a pesar de no jugarse nada, al Madrid le conviene no dejarse ir y ofrecer a su hinchada motivos para creer en la resurrección, y más teniendo en cuenta que en breve afrontará el Mundial de Clubes y que el 23 de diciembre jugará ante el Barcelona un clásico por su supervivencia en la Liga.

Zidane contará con las bajas de Bale, eterno lesionado, y Dani Carvajal, sancionado. Achraf y Nacho Fernández optan a ocupar el lateral derecho, mientras el centro del campo también está abierto a cambios. Además, Marco Asensio regresó al grupo esta semana tras superar una pequeña lesión y podría ser una de las novedades ante un Dortmund inmerso en una gran crisis, undécimo en la Bundesliga y lleno de problemas defensivos.

Además, en los últimos días recibió tres nuevos golpes con las lesiones de Götze, Maximilian Philipp y Gonzalo Castro. Mientras tanto, Marco Reus, Piszczek, Sebastian Rode y Erik Durm siguen en la enfermería por sus lesiones de larga duración. Con esos datos, parece difícil pensar que el giro llegará en Madrid.

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