Catorce puntos. O lo que es lo mismo: dos ensayos transformados. Esa es la ventaja que tendrá que defender el Universidad de Granada el domingo en Majadahonda para volver a División de Honor B. Una renta suculenta, ni mucho menos definitiva, pero que vale un potosí. No solo tiene que perder el 'Uni', algo que no ha hecho en todo el curso, sino que debe hacerlo por un margen en el que el rival debe hacer un partido perfecto.

El partido prometía mostrar a dos equipos dinámicos pero se convirtió en una guerra de guerrillas en las que el juego se ensució. Muchas fases, mucho choque, muchos placajes, y pocas, muy pocas ganancias de la línea de ventaja. El juego a la mano existió, pero las transmisiones apenas eran de tres o cuatro pases. A ambos equipos les costó encontrar su juego, y en esa batalla cuerpo a cuerpo, el Universidad supo sacar rentabilidad, tanto de su profundidad de banquillo, como de un trabajo coral, tanto de los técnicos como del grupo, de toda la temporada.

La precisión de Jorge Pérez al pie y la velocidad de Dondi desesperaron al rival

Mientras el partido tuvo a 'Uni' y Majadahonda en igualdad de fuerzas, los arlequinados fueron arrinconados por los madrileños, que varias veces obligaron a los locales a defender prácticamente sobre su línea de marca. Ya por aquel entonces, los madrileños llevaban ventaja en el marcador con un drop desde el centro del campo por Bubu.

El Majadahonda estuvo activo con el juego al pie de su apertura argentino, pero Jorge Pérez no le anduvo a la zaga. El agobio inicial tornó a dominio local cuando el apertura empezó a meter patadas estratégicas a los espacios. Fue clave que el 'Uni' fuera capaz de sacar golpes de castigo en campo rival, algo que los madrileños no lograron. Ahí estuvo el '10' granadino para remontar con cuatro patadones antes del receso (12-3).

Los visitantes pagaron no convertir en puntos su dominio territorial de la primera parte, y aunque arrancó con el ensayo de Félix, el 'Uni' asaeteó a los visitantes en la segunda mitad. En pocos momentos tuvo que defender el equipo de Fabián Pérez más adentro de su línea de cinco. Arriba subió la presión y forzó muchos fallos de su rival en el manejo. La escapada definitiva tuvo sello y marca italiana. Guido Dondi fue el factor diferencial con dos carreras para el recuerdo, la primera como brazo ejecutor de un jugadón nacido por un placaje ganador de Migue García, que le hizo perder la pelota a su par. El balón suelto lo levantó Adrien y el transalpino culminó (53'). Diez minutos más tarde, recogió casi con la rodilla en el suelo una mala patada de despeje y por velocidad quebró a tres madrileños para llevar el júbilo a Fuentenueva (22-11). Dos golpes de castigo, uno de cada equipo, cerraron el marcador final.