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Escasa creación de juego y nula profundidad en bandas

  • El conjunto de Álvaro Cervera muestra muchas carencias y muy poca agresividad

Cualquiera que viera el choque del Sardinero y no fuera consciente de lo que se jugaba el Racing quizá no le extrañó la actitud de los jugadores de Álvaro Cervera. Pero el de ayer era un encuentro fundamental para los cántabros aunque no lo pareciera. Con muchos problemas en la creación, escaso peligro en el área rival y sin profundidad es muy complicado competir con tus rivales directos por la permanencia. Esa fue a grandes rasgos la sensación que dejó el Racing, que tras la derrota queda en una situación harto complicada para jugar el año que viene la Liga BBVA. Su mejor argumento fue el juego directo y así es muy complicado si no tienes a los hombres necesarios. Eso y otra serie de claves marcaron el choque.

Atascados

Lo cierto es que cuando no se tiene a un jugador en la medular que trate canalizar el juego ofensivo, se hace mucho más complicado llegar al área rival. Al Granada CF le sucede algo parecido cuando no tiene a Martins pero en el caso del Racing no tiene a un jugador de esa calidad. Ello hizo que durante gran parte del primer acto fuera muy complicado enlazar jugadas de ataque y no sólo eso, sino tocar con cierto criterio en la medular.

Desubicado

Estaba claro que uno de los puntos fuertes de los locales era el juego aéreo y las jugadas de estrategia y por ello Cervera ubicó a Babacar, pretendido por los rojiblancos en el pasado mercado invernal, como falso extremo diestro. El senegalés es un hombre de área, de ahí que apenas profundizara y cuando tenía el cuero buscaba en diagonal la portería de Roberto. Pero su calidad no da para regatear a cuantos se encuentre por el camino. En las acciones a balón parado si se notó algo más su presencia. Aunque el experimento apenas duró la primera mitad ya que fue cambiado como no podía ser de otra forma.

Sin claridad

La ausencia de un canalizador obligaba a jugar excesivamente en largo, y pese a que Stuani se movió bien estaba muy sólo arriba. La falta de claridad y calidad en la zona de creación era alarmante. Únicamente Edu Bedia tuvo algo de ideas pero Abel Resino supo como contrarrestar la calidad del zurdo situando a Moisés Hurtado pendiente de él. Sin luz que iluminase el túnel se hacía muy difícil llegar a destino.

A la espalda

Hasta que ajustaron atrás, los desmarques de ruptura de Odion Ighalo a la espalda de Torrejón y Bernardo generaron muchos problemas a los centrales cántabros. El nigeriano realizó un gran trabajo y con sus diagonales trajo en jaque a la zaga local. Hasta que Diop y Colsa se juntaron más con los centrales y al menos supieron contrarrestar la principal arma ofensiva de los visitantes en la primera mitad.

Nula profundidad

Pero el mayor problema que acusó ayer el Racing fue la escasa profundidad de sus bandas. Con dos laterales con escaso poder ofensivo, en especial Álvaro que tuvo jugar ahí por necesidad, ni Adrián ni Babacar asustaron a los laterales rojiblancos. La entrada de Arana tras el receso y posteriormente de Munitis dio algo más de verticalidad al juego de un Racing timorato.

¿Agresivos?

Si el choque era fundamental no lo pareció al menos en cuanto a la intensidad que se presume debe existir en un duelo de tanta trascendencia, lo que provocó pitos en la grada en una afición que esperaba algo más de sus jugadores en una cita en la que se jugaba media permanencia.

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