BALONCESTO

España presume de musculatura

  • Los de Aíto ganan a la subcampeona del mundo con suma facilidad · En el tercer cuarto el marcador ya señalaba 50-31

España encadenó la tercera victoria consecutiva en los tres últimos enfrentamientos contra Grecia con una naturalidad pasmosa, impactante por tratarse del escenario olímpico y por la entidad de un rival que quería sacudirse ese síndrome de derrota como fuera.

Las vidas de estas dos selecciones corren paralelas hace tiempo. Los éxitos que han cosechado en las últimas competiciones internacionales (oro en el Europeo 95 y plata en el Mundial 06 para los griegos; oro mundialista en la misma cita y plata en el Europeo 2007 para los españoles) han estado precedidos de enfrentamientos directos.

Grecia y España comparten un alma gemela, aunque por fortuna para la segunda, los últimos enfrentamientos (final de Japón 2006 y semifinales del Europeo del año pasado) han caído de su lado. Pero siguen siendo almas gemelas. Y esa conexión genética entre dos países mediterráneos afloró con toda la fuerza en el estreno olímpico que reeditaba los intensos duelos mantenidos por ambos en la cumbre del baloncesto internacional.

La toma de contacto con la competición olímpica entre las selecciones dirigidas por Giannakis y García Reneses fue un calco durante los cinco primeros minutos de partido. Calderón y Rudy sumaron los diez primeros puntos con una canasta de dos y un triple cada uno. Del mismo modo se repartieron la cuenta helena Spanoulis y Diamantidis: 10-10 (5').

Acciones calcadas una de otra se sucedían a ambos lados de la pista. Aíto dejó a Pau Gasol en el banco de salida. En su puesto, el hermano mediano de la saga, Marc, ocupó el centro de la zona hasta la mitad del periodo, instante en el que dieron comienzo las rotaciones.

Grecia desplegó un excelente baloncesto, sobre todo en cuanto a la intensidad defensiva, hace quince días, en el Preolímpico de Atenas donde sacó el pasaporte para Pekín 2008. Todos estos días sin competir levantaban dudas sobre el estado de forma del equipo griego. Sin embargo, Giannakis supo mantener el tono y España tuvo muchos problemas para anotar durante toda la primera parte.

Catorce minutos después del salto inicial, el marcador aún arrojaba muestras de la paridad que rodea a ambas formaciones. Con 22-22, sin embargo, ya podía apreciarse las dificultades hispanas para hacer diana: los porcentajes de tiros de dos, de triples y, en conjunto, de tiros de campo reproducían la misma cifra con un rendimientos del 33% en todos ellos.

Una cifra claramente por debajo de lo que es habitual en la campeona del mundo. Los griegos estaban lanzando mejor (56% de dos y 43% de tres). Lo que les impedía aprovechar la escasa producción española eran las pérdidas de balón (diez en el intervalo).

Aíto decidió que había llegado el turno olímpico de Ricky Rubio. El primer balón que cogió el base del Joventut acabó dentro del aro heleno en una bonita penetración con la derecha. Antes había debutado en la cancha de Wukesong el barcelonista Juan Carlos Navarro y, en ese lapso, España consiguió el primer parcial apreciable (6-0; 32-26).

La serie creció hasta un 9-2 que dejó a la selección española en ventaja para reanudar el encuentro (35-29). Las sensaciones chocaban entre sí. Por una parte, España andaba lejos de la dinámica que suele imponer. Por otra, sin encontrarse cómoda, dominaba sin apreturas.

Y en medio de esa incertidumbre, España ajustó la brújula. La escasez realizadora dio paso a una racha que los griegos no esperaban. Los cinco primeros minutos del tercer cuarto se saldaron con un parcial de 15-2 que subió al marcador la mayor diferencia del choque hasta entonces (50-31). Grecia no se lo explicaba, pues la selección nacional tampoco había hecho nada especial, no había pisado el acelerador, no había echado el bofe en una defensa a la desesperada ni había introducido ninguna variable especial, únicamente había calibrado el punto de mira.

Cinco minutitos y adiós al partido. España se lo metió en el bolsillo como si tal cosa. El síntoma es revelador. Los estrenos de las competiciones nunca facilitan la labor a nadie y los españoles, a medio gas, lo habían despachado como si tal cosa. El cuerpo técnico de la selección estadounidense tomaba notas concienzudamente desde un rincón de la grada. España preocupa.

LA selección española de baloncesto no pudo tener un mejor debut en los Juegos Olímpicos al derrotar de manera convincente a la siempre peligrosa y combativa Grecia. El primer partido de un gran Campeonato es siempre complicado. La presión del inicio de torneo y la dificultad del rival así lo demostraban. Los jugadores de Aíto ratificaron una vez más que están hechos de una pasta especial y es que ni los nervios del primer partido ni la atención mediática que provocan pudieron frenar la avalancha del juego español.

El inicio del partido fue una declaración de intenciones. Los griegos imponían un ritmo elevado de juego con transiciones rápidas y con un Spanoulis muy dañino con sus cambios de ritmo y constantes penetraciones. Los españoles, fieles a su filosofía, comenzaban defendiendo con intensidad y esperaban su momento para romper el choque. Las rotaciones de jugadores de banquillo favorecieron a los intereses españoles y con la salida de Pau Gasol seguían controlando el marcador. Al descanso se llegó con ventaja española de seis puntos pero con la sensación de ser superiores. El inicio del tercer cuarto fue definitivo, con un gran Calderón en la anotación y dirección para poner una amplia diferencia en el marcador (50-31) que a la postre fue definitiva.

Los griegos, a pesar de su buen inicio de partido, no estuvieron en ningún momento cómodos siendo el porcentaje de tiros libres un lastre para sus posibilidades. Como en anteriores grandes campeonatos siguen basando su juego en acciones individuales de sus jugadores exteriores (Spanoulis, Diamantidis y Papaloukas) con muy poca aportación de los hombres interiores, que se limitan a tirar de tres puntos (Fotsis, Tsartsaris y Bouroussis). El talento y la calidad individual de sus jugadores exteriores les pueden llevar lejos pero pienso que necesitan de algo más que Schortsanitis para aspirar a las más altas cotas.

Por su parte, España dio una vez más una gran lección defensiva dejando a toda una selección griega en 66 puntos. Lo más destacado de esta generación de jugadores es la confianza y tranquilidad que transmiten. Son conscientes de su superioridad y con humildad y esfuerzo sacan adelante con relativa facilidad todos sus compromisos. La anotación y los minutos en pista estuvieron de nuevo muy repartidos entre todos los jugadores, lo que facilita el descanso de cara a futuros compromisos.

Del resto de la jornada destacar la victoria de Lituania sobre Argentina merced a un triple del NBA Kleiza en los últimos instantes del choque. Los argentinos no terminan de encontrar su juego y quizás la escasez de rotaciones de garantía les pueda estar pasando factura. Aun así irán a más conforme pase el torneo. Los demás favoritos (Alemania, Rusia, Croacia y EEUU) ganaron casi sin despeinarse. En la victoria de los americanos sobre los chinos la atención estaba no en el resultado sino en el juego de la nueva adquisición de Los Ángeles Lakers, el escolta chino Sun Yue de 2,05. Se trata de un jugador desconocido en Europa que demostró tener buena mano desde 6,25. El tiempo dirá si su fichaje es producto del márketing americano o por el contrario goza de minutos de importancia en la franquicia californiana.

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