Fútbol l Primera División

Espanyol y Zaragoza empatan a nada

  • El equipo catalán sigue su caída librey se aleja de Europa, mientras los aragoneses entran en zona de descenso

Espanyol y Zaragoza firmaron un empate (1-1) que les puede servir de muy poco, por no decir de nada, de aquí a final de temporada. Los catalanes han dicho prácticamente adiós a Europa y los maños están, a falta de cuatro jornadas, más cerca de jugar la próxima temporada en Segunda División.

Ninguno de los dos mereció llevarse el partido, aunque tampoco hicieron excesivos méritos para perderlo. El resultado, aunque malísimo para los intereses de ambos, fue el justo premio al discreto fútbol que exhibieron en Montjuïc.

El Espanyol dominó más, creó más juego durante la primera mitad, aunque hizo bien poca cosa: un par de remates de Riera y Torrejón, algo más de posesión de balón y una mayor dosis de intensidad en el centro del campo.

El Zaragoza, que transita por la cornisa de la clasificación del mismo modo que lo hace sobre el terreno de juego, de puntillas, temeroso, agarrotado y sin convicción, se acercó a la portería de Kameni en un par de lances protagonizados por Gabi y Aimar, lo justo para desperezarse hasta dejar que llegara el descanso.

El partido no mejoró tras la reanudación, pero el conjunto visitante puso algo más de su parte para buscar el gol. Paredes a punto estuvo de sorprender a Kameni a los diez minutos de la segunda parte, pero fue un centro envenenado de Riera, que sorprendió a un César adelantado, el que rompió el partido al cuarto de hora (1-0).

A los zaragocistas les costó levantarse tras el tanto blanquiazul, pero en una jugada aislada a falta de cinco minutos para el final, Rufete despejó con la mano dentro del área, una falta desde la frontal, y Oliveira batió a Kameni desde el punto de penalti. Una media vuelta de Sergio García que rozó el palo del meta camerunés en el último suspiro del partido pudo haberle dado los tres puntos al conjunto visitante.

Al menos, ese resultado hubiera servido de algo a uno de los dos. El empate, por el contrario, deja a ambos regusto a derrota.

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