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Gol en el único tiro a meta del segundo acto

  • El Celta marca justo cuando estaba siendo más anulado

El único tiro entre los tres palos del Celta en el segundo tiempo derivó en el 1-0 final. Fue un accidente cuando lo peor parecía haber pasado y el partido había cambiado con respecto al primer tiempo. El Celta llegó mucho más, pero el orden rojiblanco impidió que creara ocasiones claras. El Granada no llegó nada en el primer acto y lo hizo más en el segundo, aunque firmó números pobres en ataque. Con todo, chutó más entre palos que su rival.

El planteamiento defensivo del Granada y el hecho de que no estuviera sobre el campo Geijo minimizaron la incidencia ofensiva del equipo rojiblanco en el primer acto, lo que se demuestra en los paupérrimos números de ataque que firmó en dicho periodo. Con la llegada del descanso únicamente contabilizaba dos llegadas al área, por nueve de su rival. Los rojiblancos dispararon solo una vez entre los tres palos en el primer tiempo, en una falta botada por Abel Gómez al cuarto de hora. El resto fueron intentos desde lejos que se fueron desviados. Otra prueba de lo poco que atacó el equipo granadino fue la ausencia de saques de esquina. Los vigueses botaron cuatro, aunque sin consecuencias. Tras el descanso sí dispuso el Granada de otros cuatro.

Antes del descanso se jugó mayoritariamente en una lengua de terreno, la que va de la frontal del área granadina a la línea de medios. Ahí fue donde el Celta fue cosiendo lentamente sus ataques. Pero la zaga estuvo inmensa y logró que el primer tiro entre los tres palos tardara en llegar 40 minutos, aunque los tres firmados antes del descanso fueron altamente peligrosos. Pese a rondar constantemente el área, solo una vez se tuvo que emplear a fondo Roberto, en un doble disparo al que respondió eficazmente.

El Granada apenas hizo dos faltas en la segunda parte. No lo necesitaba, pues controlaba con y sin el cuero. Sin embargo, ahí fue cuando recibió el gol. ¡Fútbol!

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