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Gracias capitán, descanse en paz

  • Carta de Antonio Gómez Nieto al mítico Carlos Montes, fallecido el viernes

Se nos ha ido el capitán del equipo. Eso mismo lo pueden decir de Carlos Montes todos los clubs a los que perteneció a lo largo de su dilatada carrera deportiva. No en vano es el sexto jugador con más partidos disputados en la ACB: Estudiantes, Caja San Fernando, CB Granada, Cáceres y Valladolid.

Carlos era ese jugador carismático capaz de asumir el papel de capitán en cualquier equipo, no solo por sus años de jugador, sino por muchas mas cosas. Era el ejemplo de profesionalidad, el primero en ponerse a disposición del equipo para entrenar. Con ánimo y optimismo tiraba de todos los compañeros y después, en la cancha, no dejaba una gota de sudor para el entreno siguiente. Después de una derrota sabía sacar esa motivación para los compañeros y afrontar con entusiasmo el próximo encuentro. El próximo reto del equipo.

Carlos Montes. Un jugador para el que las estadísticas siempre eran algo secundario ya que su equipo y club estaban por encima de sus números personales. Es por ello por lo que fue dejando huella en los clubs a los que perteneció, y en consecuencia a sus respectivas aficiones ya que no se le puede pedir más a un deportista que dé lo máximo por la camiseta del equipo que viste, con lo que así se ganaba igualmente el respeto de entrenadores y rivales.

En Granada fueron tan sólo dos temporadas en un nuevo proyecto, muy ilusionante, de regreso a la ACB. Una primera con un gran equipo, que jugaba además en Copa Korac, con una tripleta extranjera espectacular como King, Scott y Tinkle. Luego una segunda muy convulsa después de muchos cambios de jugadores y que llevó al equipo a jugar un play off dramático de permanencia contra el Huelva. Se culminó de forma exitosa con la canasta de Williams que todos los aficionados aún tienen en la retina. Esta nunca hubiera sido posible sin el trabajo de todos los componentes de aquel equipo donde, sin duda, fue fundamental la aportación de Carlos en su defensa impresionante ante un grandísimo alero como Jimmy Oliver, que jugaba en el equipo rival.

Yo, como entrenador de aquel equipo en el tramo final de la Liga, sólo puedo dar las gracias personales por su enorme colaboración en aquellos difíciles momentos y que, seguro, lo podrán igualmente decir todos sus compañeros de los equipos a los que perteneció, rivales y especialmente las diferentes aficiones a las que representó. En especial la granadina, por defender de forma ejemplar los colores de nuestra ciudad. Gracias capitán, descanse en paz.

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