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Un Granada CF con dos caras

La presencia en la segunda parte de Jorge García y Pinto cambió el panorama de un partido que el Granada CF aprovechó para encaramarse de nuevo a la segunda posición de la clasificación merced a un trabajado triunfo ante un buen Marbella, que puso en serios apuros la condición de invicto del cuadro rojiblanco en Los Cármenes. Y es que la victoria se puso muy cuesta arriba en el primer periodo, no sólo porque los marbellíes se adelantaron en el marcador, sino porque el juego local fue malo, inconsistente y falto de mordiente. Pero todo fue diferente en la segunda, aunque jamás se sabrá qué hubiera ocurrido si el cancerbero Ávila no hubiera regalado el gol del empate.

Apostó Cano por dar el premio de la titularidad en la banda izquierda a Israel, situando a Ocaña como medio centro junto a Lucena y dando la labor de enganche por el centro a Vicente. Oli, técnico visitante, jugó a lo que todos los que vienen a Los Cármenes: un 4-2-3-1 sin resquicios, a presionar, defender al máximo y buscar el peligro en las contras. La apuesta le funcionó, porque asfixió al centro del campo local y no le dio espacios. Pese a ello, el Granada no se desesperó y aunque le costaba mucho acercarse al área, al menos no se dedicó a dar pelotazos arriba -salvo Suárez- sino que tocó y tocó con paciencia buscando una oportunidad que casi llega a los doce minutos, cuando un centro de Israel estuvo a punto de ser rematado por Gorka.

A partir del primer cuarto de hora, el Marbella mostró sus cartas ofensivas, con una peligrosa jugada de Cristian (16'), cuyo disparo envió a córner Félix Campo, y un remate de Mata alto (17').

Los de Oli nadaban, pero guardaban la ropa. Y los de Cano, imprecisos y sin ideas, no daban con la tecla ofensiva para romper al rival, salvo con disparos lejanos, pero con el punto de mira muy desviado. Era demasiado previsible. Desesperante. Y las cosas empeoraron a los 34 minutos, cuando Sosa recogió dentro del área y de espaldas un balón sin dueño. Se revolvió sobre Zubizarreta y con habilidad colocó el esférico lejos del alcance de Félix Campo.

Los nervios afloraron en los locales, que no encontraban la fórmula de inquietar al rival. Israel (38'), Gorka (40') y Ocaña (44') probaron desde muy lejos y certificaron una peligrosa estadística. En todo el periodo, el Granada CF fue incapaz de rematar entre los tres palos. Se llevó una pitada del respetable al descanso por el aburrido espectáculo ofrecido.

Todo cambió en la segunda parte. Cano envió a la ducha a Lucena, muy desdibujado, y dio entrada a Jorge García. El cordobés revolucionó el partido. Desde el primer instante se vio que la historia era diferente. Más criterio, ideas, apoyos. Decidido a ir a por todas. Sin remilgos. Ocaña dio el primer aviso con la ejecución de un golpe franco que lamió el larguero. Ante el empuje local el Marbella no se amilanó y Sosa (48') y Cristian (52') pusieron en apuros a Campo.

Entonces entró Pinto al campo y el Granada se desmelenó. Ocaña y Jorge García vieron la luz, el vasco, muy incisivo, hizo daño por su banda. El Marbella se resintió y, además, la fortuna le dio la espalda. Tras un largo ataque, Jorge García recogió en la frontal del área y disparó a media altura a las manos de Ávila, pero a éste se les hizo gacha y vio como el esférico se coló en su portería.

Trató de responder el Marbella al empate con una jugada de Nando en la que Campo dudó y el zurdo marbellí sirvió a Sosa, cuyo remate fue salvado bajo palos por Suárez. El posterior rechace fue rematado por Cristian pero, esta vez sí, Campo se lució.

Pese a ese zarpazo, a la escuadra visitante le había hecho daño el gol local. Mucho. El Granada jugó sus mejores minutos, empezó a encontrar espacios. Jorge García repartió a su antojo, Ocaña le acompañó bien y Pinto fue una pesadilla para el lateral derecho Fernando. Se intuía el peligro.

Jorge García lo intentó otra vez con un duro disparo de golpe franco, pero esta vez Ávila puso los puños (69'). Y cuatro minutos más tarde, con el Granada volcado, Ruano sirvió a Gorka Pintado. Éste, dentro del área, tocó de primeras para Pinto, quien se plantó solo delante de Ávila y le batió por bajo.

Lo más difícil se había logrado: remontar. Al Marbella le entraron las prisas y los nervios, tantos que Carlos Rivera se marchó a los vestuarios con una segunda amarilla por protestar.

En inferioridad, los visitantes lo buscaron, pero el Granada había recobrado la confianza y, muy seguro atrás, ahora utilizaba el arma que había sido usada contra él: el contragolpe. Como el que condujo Pinto cerca del final, para ceder a Gorka quien disparó al muñeco en primera instancia y a gol en el rechace, pero Cristian la sacó en la misma línea.

Regocijo final entre los rojiblancos por la suma de los tres puntos, la ostensible mejoría en la segunda parte -tras un primer periodo flojísimo- y el fin de la 'gorkadependencia'. Y es que es el primer partido que gana el Granada CF en el que el delantero vasco no moja.

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