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'El Grito' ahora es de Warholm

  • La celebración del noruego, similar al cuadro de Munch

Karsten Warholm.

Karsten Warholm. / SRDJAN SUKI / efe

Como buen noruego, Karsten Warholm debe de tener grabada a fuego en la memoria el famoso cuadro El Grito de su ilustre compatriota Edvard Munch, cuya repercusión mediática contrasta con la pobreza de su autor en vida.

Cuando pintó varias veces aquel inquietante cuadro, Munch no pudo imaginar que 120 años después la imagen serviría para expresar la sorpresa de un joven atleta noruego que en sólo tres semanas ha pasado de ser campeón de Europa sub 23 a campeón del mundo de 400 metros vallas.

Su trepidante carrera cautivó a los aficionados y dibujó en su rostro, con las manos en las mejillas y los ojos desorbitados, un gesto de sorpresa. "No sé lo que he hecho, es una sensación maravillosa. Soy campeón del mundo, es de locos", acertó a decir.

Acababa de batir al cubano-turco Yasmani Copello, campeón de Europa, y a todo un campeón mundial y olímpico, el estadounidense Kerron Clement.

Warholm celebró su gesta con un casco vikingo antes de colgarse el primer oro para Noruega en unos Mundiales desde que Ingrid Kristiansen se impusiese en los 10.000 metros de Roma 1987.

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