El subcampeón está contra las cuerdas. El Mundial ya tiene clara candidata a sorpresa de primera fase tras la lección impartida por México a una Francia sin alma que se queda al borde de la eliminación. A mexicanos y uruguayos les basta pactar un empate en la última jornada para pasar a octavos. Sólo la amenaza de Argentina en el horizonte para el que quede segundo pone en duda un acuerdo fatal para los de Domenech, que en todo caso se encomiendan a golear a la anfitriona.

Aunque Francia salió con un aire distinto al de su primer partido –el que le otorgaba el cambio de Ribery desde la banda izquierda a la mediapunta-, México estuvo muy segura atrás comandada por Márquez y no permitió que los franceses tuvieran ni una oportunidad de gol en condiciones en todo el encuentro. La verticalidad la pusieron les bleus y las ocasiones los aztecas.

La primera clara fue para Dos Santos, de nuevo muy activo y de lo mejor en México. A los tres minutos recibió un balón en la izquierda y remataba al palo. Aunque la jugada estaba invalidada, fue la primera intimidación.

La zaga francesa estaba temblona. Demostró sus nervios en un par de cesiones a Lloris que se quedaron cortas y que el portero resolvió bien atento. El miedo lo irradiaba sobre todo Gallas, y lo dejó oler cuando el lateral izquierdo Salcido se marcó una espectacular jugada -túnel incluido- y se metió en el área. El central francés, en lugar de encimar y achicar espacio, reculó hasta el área pequeña permitiendo el tiro, muy centrado, que paró el meta francés. Sólo eso, miedo abajo e intensidad sin beneficios arriba dejó la primera parte francesa.

Los de Domenech salieron más apagados del vestuario y Aguirre se fue a por el partido. En el minuto 58 cambiaba a Juárez por el mesías mexicano: el Chicarito Hernández. El último de una dinastía de delanteros recién fichado por el Manchester United, sobre el que descansan gran parte de las esperanzas aztecas.

Comenzó retrasado y el cambio del Guille Franco por Cuauhtemoc Blanco –al que Aguirre utilizará de talismán, sino no hay explicación- lo sitúo en su paraje natural. No desaprovechó la ocasión.

En el 64 Márquez le daba un pase en profundidad dejándolo solo delante de Lloris. Los defensas franceses se quedaban parados casi rogando que el línea levantara el banderín, pero no lo hizo. Era un fuera de juego muy justo -literal y figuradamente-. Chicharito encaró con tranquilidad, amagó y tiró al portero marchándose con clase por la derecha para marcar a puerta a vacía. Los 30.000 mexicanos que estaban en la grada explotaban y Francia -sobre todo Domenech- olía a cadáver.

Quedaba la puntilla. Para no ahorrar tradiciones, la dio de nuevo la impulsividad de Abidal como central. Si en la Eurocopa un penalti con expulsión del lateral izquierdo que el técnico francés se empeña en desplazar al centro dejaba fuera a los galos en la primera fase contra Italia, en el decisivo duelo de hoy pasó lo mismo. No supo aguantar dentro del área la carrera de un Barrera con más ganas de caerse que de seguir. Mala ecuación. Penalti. Blanco marcó y preparaba la guillotina azul.

Francia, espectacular si se mira jugador por jugador, se metió en el Mundial robando con la mano de Henry ante Irlanda y México la deja ahora al borde de ser ajusticiada. Cabeza en vez de mano bajo la cuchilla y con la única esperanza de que el miedo a Argentina vuelva locos a Uruguay y México. El fútbol acaba poniendo a cada uno en su sitio. 

0. Francia: Hugo Lloris, Bakary Sagna, William Gallas, Eric Abidal, Patrice Evra; Florent Malouda, Jeremy Toulalan, Abou Diaby, Sidney Govou (m.70, Mathieu Valbuena), Franck Ribery y Nicolás Anelka (m.46: Pierre Cignac). DT. Raymond Domenech.