Fútbol

Honores, sustos y amores: los últimos años de Di Stéfano

  • El hispano-argentino comenzó la cuesta abajo de su vida en 2005, cuando recibió dos duros golpes: perdió en mayo a su esposa, Sara Freites Varela, y en diciembre sufrió su primer ataque al corazón.

Alfredo Di Stéfano vivió los últimos años de  vida como si fueran una montaña rusa: el legendario futbolista  recibió todo tipo de honores a su brillante carrera, sufrió varios  sustos cardíacos y, ya en una silla de ruedas, se peleó con su  familia tras iniciar una relación sentimental con una mujer 50 años  menor.  El hispano-argentino murió a los 88 años y con él se marchó la  primera gran leyenda del fútbol. Apodado La Saeta Rubia, Di Stéfano  revolucionó su deporte a mediados del siglo XX. Y tras retirarse como  una estrella mundial y terminar en la década de 1990 una carrera  menos brillante como entrenador, se convirtió en el año 2000 en presidente de honor del Real Madrid. 

Pocos meses después de ser elegido presidente del club blanco,  Florentino Pérez recuperó la figura histórica de Di Stéfano, que  encontró un lugar que de alguna manera correspondía al hombre que  convirtió al Real Madrid en el mejor equipo del mundo y que todavía  hoy es comparado con Pelé y Diego Maradona. "Me parece que se han pasado, yo no merezco tanto. Pero lo tengo  que aceptar. Como se dice acá... No me lo merezco, pero lo trinco",  dijo en un homenaje en 2008, con una voz ronca pero plena de ironía.  "Es demasiado honor, me están haciendo temblar de emoción", añadió al  lado de una recién inaugurada estatua de bronce en su honor. 

"Alfredo es de un carácter jocoso, pero a veces le pierde la mala  uva (el mal carácer). Cuando está así, hay que dejarlo", recordó hace  unos años José Emilio Santamaría, compañero del ex jugador en el Real  Madrid de 1957 y en las tertulias de veteranos en el Santiago  Bernabéu. La voz de Di Stéfano era una autoridad en el Santiago Bernabéu.  Incluso se atrevió a criticar a José Mourinho, un técnico que peleó  verbalmente contra cualquiera que se atreviera a dudar de sus  métodos. "El Barcelona hace fútbol de baile, el Real Madrid iba y  venía", señaló el ex atacante tras un clásico. "Hay que respetarle.  Pero el entrenador soy yo", respondió el portugués. 

Desde su retiro hasta la llegada de Pérez, Di Stéfano se convirtió  casi en un ser anónimo. El club apenas tenía destinado un pequeño  cuarto para las reuniones de veteranos y muchos se quejaban de que no  se concedía valor a la historia. Todo cambió en aquel año 2000. Di Stéfano se tomó su cargo en serio. Llegaba a su oficina del  estadio Santiago Bernabéu a las 11 de la mañana, revisaba el correo,  firmaba autógrafos y distribuía invitaciones. Las tardes quedaban  para su vida familiar y, por supuesto, para el fútbol. 

Di Stéfano comenzó la cuesta abajo de su vida en 2005, cuando  recibió dos duros golpes: perdió en mayo a su esposa, Sara Freites  Varela, y en diciembre sufrió su primer ataque al corazón. El legendario jugador, por entonces de 79 años, fue operado y le  implantaron un cuádruple by-pass. "Su fortaleza física fue clave para  su curación", dijo el médico que lo atendió. Pero su físico ya nunca  volvió a ser el mismo. 

No obstante, Di Stéfano sorprendió en 2013 al anunciar su  intención de casarse con la costarricense Gina González, 50 años  menor que el ex futbolista. "Me caso porque quiero y ya llevo ocho  años viudo. Cada loco con su tema. Estoy enamorado y me caso con  Gina", dijo el hispano-argentino. Sin embargo, sus hijos frenaron  finalmente el enlace de su padre, dueño siempre de una personalidad  especial. 

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