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Incapaces de ilusionar

  • El CB Granada pierde ante el Estudiantes y deja pasar una excelente oportunidad para olvidarse de conseguir la permanencia y pensar única y exclusivamente en un objetivo mayor: jugar el 'play off'

Cuarenta minutos para tornar la ilusión en desesperanza. Cuando mejor pintaba el panorama, peor lo hizo el equipo. El Club Baloncesto Granada decepcionó ante un aplicado Estudiantes que sacó nota. El conjunto madrileño creyó en su planteamiento desde el principio hasta el final y se hizo con la victoria con más que suficiencia. La escuadra granadina, por contra, nunca tuvo claro qué hacer y, para no variar, se encomendó a los lanzamientos con valor de tres puntos en el intento de sustentarse en el choque y llegar a los minutos finales con opción de triunfo, pero todos los días no son fiesta. Y menos cuando el rival es capaz de pegárselas desde detrás de la línea de 6,25 con la misma facilidad y efectividad. A partir de ahí, para ganar hay que exponer otros argumentos y eso ayer sólo lo hicieron los visitantes: pisaron la zona para dominar el rebote y amenazar el aro de forma constante, defendieron con mayor intensidad... y se lo creyeron.

Germán Gabriel y Carlos Suárez fueron una pesadilla para el CB Granada. Entre ambos encestaron casi la mitad de los 84 puntos de su equipo (22, el primero y 18 el segundo) y nada hizo el cuadro nazarí para frenarlos. Nada.

Luis Casimiro, entrenador del Estudiantes, lo tuvo más que claro desde mucho antes de bajarse del autobús. Atacó con cinco hombres abiertos, amenazando de forma continua con Gabriel desde lejos para atraer hacia el exterior a Richard Hendrix o Pablo Aguilar -al que tocara de turno- y obtener rédito a un gran interés con un hombre alto de mucha movilidad, como es Nik Caner-Medley, y usando de falso pivote a Carlos Suárez. Ambos se pusieron las botas en la pintura.

El aviso de las posibilidades del Estudiantes se produjo en el primer cuarto. La victoria parcial ahí fue para el CB Granada (25-16), pero eso fue únicamente en el marcador. La realidad (y las estadísticas) indicaron otra cosa: la debilidad del equipo nazarí a la hora de luchar bajo tableros. Los del Ramiro de Maeztu habían cogido ocho rebotes ofensivos y sólo sus malos porcentajes de tiro en ese periodo le impidieron no mandar en el tanteo. Y eso que los Trifón Poch llegaron a estar hasta ocho puntos arriba (21-13).

La alegría duró poco en el segundo cuarto. A 6'53'' para llegarse al descanso, Teemu Rannikko encestó un triple (31-22), pero Jayson Granger le contestó a renglón seguido (31-25) para iniciar un parcial de 0-14 que puso a los visitantes con cinco de renta a su favor: 31-36. El CB Granada se había convertido en monotemático al emplearse sólo desde posiciones muy alejadas del aro, olvidándose por completo de jugar balones interiores, bien con pases o a través de penetraciones.

Ahí, desde el banquillo granadino, se protestó contra los árbitros al entender que les estaban castigando con un elevado número de faltas. En ese momento acumulaban 12 los locales y 4 los visitantes. Pero en realidad es que era casi imposible que el Estudiantes cometiera personales, pues los del CB Granada estaban jugando casi en media pista. ¿Para qué hacer faltas? Por contra, los madrileños pisaban la pintura una y otra vez. De ahí el 'desajuste' de faltas. Pese a todo, al descanso se recuperó el equilibrio: 37-38.

La reanudación del encuentro comenzó de la mejor de las maneras posibles. Un triple de Gianella situaba arriba al CB Granada (40-38). El jarro de agua fría, en un escaso margen de segundos, con una acción idéntica en la pista contraria con Gabriel como protagonista (40-41).

Gianella abrió el tarro de las esencias para regalar a la afición dos pases por la espalda que se tradujeron en sendos triples de Hunter e Ingles (46-43). El Estudiantes ahí sufrió durante unos minutos el interés ganado por los jugadores del conjunto granadino, que aprovecharon una defensa zonal ordenada por el técnico visitante para ponerse cinco arriba con un nuevo triple de Hunter (59-54).

Gabriel y Caner-Medley contestaron para empatar a 59. Fue el tráiler de la derrota.

El Estudiantes se convenció de poder ganar. Había remontado en dos ocasiones con extrema facilidad. Casimiro insistió. Y su equipo, erre que erre con el estilo de juego con el que se presentó en el Palacio y al cierre del tercer cuarto: 59-65.

Juan Ignacio Jasen, al que Poch le concedió la venia de poder jugar, en conexión con Jon Stefansson, subió el nivel defensivo y ambos tuvieron destacados aciertos en el aro contrario para liderar la reacción del CB Granada (71-68).

Jasen sostuvo a su equipo en el tanteador, pero cuando mejor lo hacía (o quizá era el único que remaba) fue enviado a la banqueta. El CB Granada estaba ya en un camino sin retorno a la derrota. Y es que el Estudiantes se había enchufado en todos los órdenes, incluso con triples inverosímiles, para cerrar el partido con la máxima renta a su favor: 75-84.

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