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Iniesta, la 'antiestrella' estelar de España

  • Modesto, trabajador y nada excéntrico, simboliza a la perfección los valores futbolísticos de la campeona del mundo.

"No lleva pendientes, no se pinta el pelo, juega 20 minutos y no se queja... Es el ejemplo. Así se lo digo a los chicos: 'Fijaos en Iniesta'". El que habla es Josep Guardiola, ex técnico del Barcelona y el hombre que quizá resumió de forma más certera quién es Andrés Iniesta, la "antiestrella" más estelar del fútbol español.

Los hinchas de la selección española juntan sus manos para rezar por que Brasil 2014 vea al mejor Iniesta, el futbolista que junto a Xavi Hernández mejor simbolizó los valores futbolísticos de la actual campeona del mundo. Y, seguramente, también los valores personales.

El mundo del deporte creó un estereotipo singular en la figura del futbolista. No sólo hay que jugar al fútbol, sino aparentar que se es futbolista. Se peinan de forma diferente, visten alejados de los cánones de la discreción, se ponen sus carísimos pendientes antes de desfilar por la zona mixta, les gusta rodearse de grandes bellezas y utilizan las redes sociales para publicitar su vida personal, a menudo extravagante. No es el caso de Iniesta.

El futbolista del Barcelona, que llegará a Brasil con 30 años y un mes, sólo es diferente al vecino de enfrente cuando se calza las botas y se pone a jugar al fútbol. Entonces es cuando justifica los 18 millones de euros anuales (24,7 millones de dólares) de su último contrato recién firmado. Y la versión del mejor Iniesta es lo que pretende encontrar la selección española en Brasil.

Iniesta proviene de Albacete, tierra árida y calurosa de España que remite a los molinos, quesos y nobles sentimientos de su gente que describió Miguel de Cervantes en "El Quijote". El jugador del Barcelona abandonó esta temporada la fortaleza física de anteriores años y volvió a aquellos tiempos de lesiones musculares. Todo un problema, porque si hay un jugador que necesita la regularidad, ése es Iniesta.

El Barcelona acusó durante toda la temporada las ausencias de un jugador que nunca tuvo una lesión mayor, pero al que sí acompañaron dolencias menores que le impidieron rendir a satisfacción en forma continua.

Iniesta es un futbolista que necesita sentir el balón durante varios partidos seguidos para encontrar las mejores sensaciones, una versión superior que incluye arrancadas explosivas, regates inverosímiles, custodia infranqueable de la pelota, un último pase decisivo y, eventualmente, el gol.

Es curioso que un futbolista que nunca tuvo demasiado gol -acaso la única crítica futbolística que recibió en su carrera- vaya a pasar a la posteridad por una jugada que terminó con un tanto suyo. Pero es que aquella acción no fue precisamente una anécdota.

El tiempo remite a un 11 de julio de 2010 en Johanesburgo, en la final del Mundial. Minuto 26 de la prórroga. Holanda juega en inferioridad y se defiende con todo. Arjen Robben acaba de errar un mano a mano ante el arquero español Iker Casillas. La emoción es casi insoportable, Cesc Fábregas atrapa un balón descuidado y el pase es hacia Iniesta. 

Ahora o nunca, Iniesta sabe que la historia está está en sus manos. O en sus pies. Tiene la jugada en sus botas, en el área, donde la adrenalina y los miedos se disparan. Y el pequeño y pálido futbolista saca un disparo violento para darle a la selección española su primer título mundial de la historia, el mayor momento de gloria. De paso, Iniesta acaba de consagrar a toda una generación de futbolistas.

"No fue un gran disparo, no fue tan colocado como debería", dijo con su modestia habitual al repasar la jugada.

Han pasado cuatro años desde aquello, cuatro años más para una generación que se agota. Iniesta está llamado a ser el gran abanderado español. Seguramente es el gran custodio del estilo después de que Xavi Hernández haya comenzado a acusar los estragos de sus 34 años y los más de 800 partidos jugados durante su larga carrera.

La incógnita es: ¿Qué Iniesta se encontrará España en el Mundial? Nadie lo sabe, ni siquiera el propio seleccionador, Vicente del Bosque. Pero cuando piensa en uno al que quiere ver sano, seguro que se le aparece el rostro de Iniesta.

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