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Iniesta, el violín silenciado

  • El cañón de Messi impide otra vez el reconocimiento al español

En cualquier otro club sería el solista y en cualquier otro tiempo, el rey bañado en oro. Símbolo de la mejor selección española de la historia, Andrés Iniesta acepta en el Barcelona su papel de escudero, siempre bajo la sombra del ya eterno Lionel Messi, compañero y amigo que ha vuelto a dejarlo por segunda vez a las puertas del sueño del Balón de Oro.

Ya ocurrió hace dos años cuando, bajo el capote estrellado de Johannesburgo, el niño-hombre de Fuentealbilla (Albacete) había corrido como nunca para celebrar, desencajado, el gol en la prórroga ante Holanda, que aupó a España a la cima del planeta futbolístico.

Aquel Mundial no le bastó entonces para lograr la máxima distinción individual, como tampoco ha sido ahora suficiente exhibir el mejor palmarés entre los candidatos. A la Copa del Rey y el Mundial de Clubes logrados junto a Messi con el Barça, y ante la Liga y Supercopa de España de Cristiano Ronaldo, Iniesta ponía sobre el tapete la Eurocopa con España, donde fue mejor jugador del torneo.

Una carta ganadora que sí le sirvió para imponerse hace pocos meses a los mismos contrincantes en el premio al mejor jugador de Europa que otorga la UEFA, desenlace que, sin embargo, no se repitió en esta vez en la gala mundial de Zúrich.

Demasiado han pesado los imposibles registros goleadores de un Messi que, con sus 91 goles en 2012, se ha erigido en máximo artillero de todos los tiempos en un año natural, superando el récord que detentaba Gerd Müller desde 1972.

El cañón imparable del argentino ha acabado silenciando al violinista manchego. Deporte jugado toscamente en sus inicios entre el húmedo fango inglés, Iniesta es la culminación del fútbol de esmoquin, el ballet llevado al césped. Un grácil Nureyev con botas de tacos, un alfil de diagonales perfectas sobre el tablero.

Acunado desde los 12 años en la filosofía coral del Barcelona, es triple campeón de la Liga de Campeones. Ha alzado cinco Ligas, dos Mundiales de clubes, cinco Supercopas de España, dos Copas del Rey y dos Supercopas de Europa. Con la selección, es doble campeón de la Eurocopa y campeón del Mundo. Lo ha ganado todo. O casi todo. El único espacio en blanco en su currículum es el Balón de Oro. El de cuero, no obstante, lo acompaña desde la cuna, pues fue el primer regalo que le hizo su padre. Quizá por eso lo mueve como un hábil titiritero. Denle una baldosa y dominará el mundo.

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