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Jugador clave y capitán singular

  • Lahm es la piedra angular sobre la que gira la selección alemana.

Philipp Lahm es la pieza clave sobre la que se estructura el equipo dirigido por Joachim Löw, quien hace cuatro años encontró en el pequeño jugador bávaro un capitán distinto para liderar a una Alemania rompedora.

La propuesta táctica del entrenador alemán para las semifinales del Mundial ante Brasil quedará definida principalmente por la posición de Lahm, ya sea en la defensa o en el medio.

La cara de Alemania es muy distinta en función del lugar que ocupe el jugador, que después de toda una carrera como lateral derecho, evolucionó la pasada temporada a centrocampista de contención de la mano de Josep Guardiola en el Bayern Múnich.

Löw abrazó la idea de su colega español y usó al capitán en la línea medular durante el último año, obligado además por las largas lesiones de Bastian Schweinsteiger y Sami Khedira.

Tras un inicio de torneo dubitativo, Alemania regresó en cuartos de final ante Francia a su formación clásica con Lahm en el lateral derecho y un delantero puro como Miroslav Klose. La remodelación tuvo éxito y los germanos vencieron 1-0 para meterse en su cuarta semifinal mundialista seguida.

Nada invita pues al cambio, pero Schweinsteiger y Khedira acabaron el partido agotados, por lo que Löw podría optar por devolver a Lahm al mediocentro y dejar que fuera Boateng quien se viera las caras con el fortísimo Hulk.

Con 170 centímetros de altura, Lahm no es sólo el más bajo de la zaga, sino de todo el equipo alemán. Pero compensa su desventaja física con una gran resistencia, una impecable colocación.

Lahm es un jugador con un estilo distinto, tanto dentro como fuera del campo. Alejado del perfil clásico que siempre cultivaron los capitanes alemanes, el bávaro transmite una imagen de persona comprometida y sensible.

Cuando el pequeño defensa heredó el brazalete de capitán fue casi un acto simbólico, ya que sucedió por lesión a un Michael Ballack que entroncaba perfectamente con la tradición de capitanes recios como Lothar Matthäus, Oliver Kahn, Franz Beckenbauer o Karl-Heinz Rummenigge.

A sus 30 años, el capitán es el líder de una camada de jugadores que se enfrenta a su gran momento. "Para ser una generación de la que la gente hable en los próximos años, necesitamos títulos con el equipo nacional", admitió Lahm antes de la Eurocopa 2012.

Durante estos años, Alemania se encontró con España en el camino, pero con la campeona fuera de juego, Lahm y sus compañeros saben que es ahora o nunca. En Rusia 2018, con muchos de ellos por encima de los 30 años, puede ser demasiado tarde.

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