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Llega la hora del deporte en Sochi

  • El sobrecoste y las políticas anti-gay dejan a la cita sin líderes extranjeros el día de su inauguración

Amenazas terroristas, protestas, denuncias y disputas geopolíticas: pocos Juegos Olímpicos estuvieron atravesados por tanta polémica extradeportiva como los de Sochi, pero tras la ceremonia de inauguración de esta noche (17:14 horas) los focos volverán a apuntar a los deportistas. Por fin.

"Los Juegos son para los atletas y estamos listos para recibir a los mejores de las modalidades de invierno del mundo", aseguró el alemán Thomas Bach, que vivirá en el balneario ruso su primer gran desafío como presidente del Comité Olímpico Internacional (COI).

Bach espera que el comienzo de las competiciones le permita dejar atrás los dolores de cabeza que le generaron los primeros Juegos de invierno en Rusia, mucho más turbulentos que la apacible Vancouver en 2010. No le resultará del todo sencillo, porque el presidente ruso, Vladimir Putin, hará valer en la ceremonia buena parte de los 51.000 millones de dólares (40.000 millones de euros) invertidos para los Juegos (desde los 12.000 previstos), una cifra sin precedentes en el olimpismo.

Para el jefe del Kremlin, Sochi 2014 es una apuesta política y hasta personal desde que hace casi diez años decidió crear prácticamente de cero un centro olímpico en la convulsa y estratégica región ubicada entre el Cáucaso y el Mar Negro, en el extremo sur de Rusia. "Es especialmente lindo ver lo que pasa aquí, porque yo elegí personalmente el lugar", dijo Putin, que estará acompañado por jefes de gobierno o de estado extranjeros de más de 50 países, pese a las significativas ausencias de líderes internacionales como Barack Obama, presidente de Estados Unidos, su par francés François Hollande, o la canciller alemana Angela Merkel. Las críticas internacionales se multiplicaron tras la firma en 2013 de la cuestionada ley anti-gay, que prohibe la "propaganda de orientaciones sexuales no tradicionales". Las detenciones de opositores y las restricciones a libertades básicas en Rusia también generaron una ola de cuestionamientos de líderes y organizaciones occidentales y politizaron al extremo los Juegos de Sochi.

El deporte también quedó en un segundo plano debido a las amenazas de líderes islamistas chechenos y los atentados que a fines de diciembre mataron a más de 30 personas en Volgogrado, a unos 700 kilómetros de Sochi. Las autoridades aseguran que el inédito despliegue de 40.000 agentes, sin contar la seguridad privada y los helicópteros que sobrevuelan los cielos, no implica la militarización de los Juegos.

Pero Putin querrá evitar a toda costa cualquier desliz, ya que espectadores de más de 200 países seguirán en vivo por televisión las competencias, que se disputarán hasta el 23 de febrero y contarán con una participación récord de 87 naciones.

Figuras internacionales como el patinador ruso Evgeni Plushenko, el snowboarder estadounidense Shaun White, el biatleta noruego Ole Einar Bjorndalen o el ídolo del hockey canadiense Sidney Crosby buscarán mostrar al mundo que las estrellas pueden surgir de la nieve y el hielo. Desde ayer ya hay competiciones. Un sol radiante dio la bienvenida a los primeros deportistas en la clasificación del slopestyle, una nueva modalidad olímpica en el parque extremo de Rosa Khutor, en la región de Krasnaya Polyana.

"Es increíble, esto es sólo la clasificación. Las tribunas estaban casi llenas", dijo el competidor británico Billy Morgan, el primero de los 29 snowboarders en salir a la pista ayer. Y eso pese a la sensible baja de Shaun White, el 'Rey' del snowboard, que decidió centrarse en buscar su tercer oro en la modalidad de halfpipe tras golpearse la muñeca en un entrenamiento.

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