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Llull corona al Real Madrid

  • Un tiro del balear a falta de una décima decidió una final áspera y muy igualada en la que el Barcelona se recompuso en el último minuto y a punto estuvo de obrar la remontada

Un tiro de Llull a una décima de la conclusión proclamó al Real Madrid campeón de la Copa del Rey de baloncesto de Málaga, donde el Barcelona rozó una remontada épica, pero acabó derrotado por un punto ante el acierto del balear en el último suspiro de la final.

El duelo parecía decidido a falta de un minuto, cuando el Real Madrid ganaba por siete (68-75), pero un increíble parcial de 8-0 liderado por Oleson puso al Barça uno arriba a falta de ocho segundos (76-75). Sergio Rodríguez corrió toda la pista y provocó un tiro franco de seis metros de Llull, que llevó el éxtasis al banquillo blanco. El palmeo culé a la desesperada en la última jugada no prosperó.

En la primera mitad, ninguno de los dos llegó a ganar por más de cuatro, la diferencia máxima con la que el Barcelona se marchó al descanso. El juego, para regocijo de Xavi Pascual, fue lento. Si no le salió mejor la apuesta fue porque el Barça, que metió 6/8 en el primer cuarto contra el Valencia, falló sus ocho primeros triples. Sintomático resultó el caso de Navarro, desaparecido con apenas 5 puntos.

Hasta la red de una canasta, empeñada en retener el balón cada vez que entraba, y el reloj de posesión, que falló en un par de ocasiones, contribuían a adormilar el ritmo. Rudy y Mirotic, con 9 puntos cada uno en la primera parte, tiraban del equipo blanco.

Bajo los aros, Tomic (14 puntos), siempre excitado contra su ex equipo, tomó nota de la labor de Tavares (Herbalife) y Shermadini (CAI) en esta Copa merendándose la empanada de Bourousis. El Real Madrid no conseguía correr como le gusta y, al final del primer cuarto el pabellón contenía la respiración viendo cómo Sergio Rodríguez se quitaba el chándal.

El canario, que había reventado tanto a Herbalife como a CAI en el segundo cuarto, se topó esta vez con un especialista defensivo como Sada, fresco tras no jugar en las semifinales. La linterna del Chacho no iluminaba como de costumbre y Laso veía cómo a su equipo le costaba sumar y acumulaba nueve pérdidas antes del descanso; al contrario que Abrines, maduro para soportar los pitos de Málaga y encadenar dos triples (42-38).

Rudy metió la muñeca en el horno en el descanso, a la vista del humo que despedía al inicio del tercer cuarto. Con dos triples, vertebró el parcial de 5-13 que le sirvió a su equipo para voltear la situación (47-51) y parecía que el líder de la Liga podía meter la directa hacia el título.

Fue Marcelinho, con tres tiros seguidos en suspensión marca de la casa, el que abortó la escapada (53-53) y, poco después, Rudy se marchaba al banquillo con la tercera falta. Saltaban chispas en cada jugada y dos pesos pesados como Tomic y Slaughter se enzarzaron a empujones. El amago de reyerta se zanjó con una falta técnica por camiseta y los dos banquillos muy enervados antes del último cuarto, que se abrió con mínima ventaja blanca (59-60).

El último cuarto alcanzó las cotas de emoción e intensidad soñadas por el público. Primero fue Mirotic quien llevó medio trofeo a la capital, encadenando un gran tapón a un Tomic cada vez más desquiciado con un triple que situó la máxima renta del duelo (64-71). El Barça, condenado por su ceguera en el tiro libre (15/27), parecía hundido, pero un arranque torero a punto estuvo de mantenerlo en el trono.

Al Madrid le entró el tembleque en el último minuto, recayó en las pérdidas y se dejó doblegar al rebote, y el Barça, con seis puntos de Oleson y dos de Marcelinho, se puso por delante para sorpresa de los 11.000 espectadores. Cuando la remontada parecía un hecho, surgió un heroico Llull para proclamar al Madrid vigente campeón de las competiciones ACB: Liga, Supercopa y Copa.

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