Celta | granada 74 · la crónica

Sin Luque todo es más difícil

  • Clave La baja de última hora del sevillano deja a su equipo con poco arsenal ante un entonado y certero Celta Sin paliativos El resultado es claro, pero demasiado abultado

Hay partidos en los que la moneda siempre sale cara y algunos otros que salen cruzados desde el principio. Durante toda una temporada suele haber de todo, y lo mismo que el día del Tenerife seguramente no hubo tres goles de diferencia entre el '74' y su oponente, ayer, en el viejo pero monumental Balaídos seguramente tampoco medió tal diferencia. Igual que aquella tarde aún calurosa ante los chicharreros, ayer el resultado fue de goleada sin paliativos: 4-1. Y lo mismo que aquella vez el equipo granadino no sumó más que tres puntos, ayer simplemente dejó de sumarlos. Sin más traumas. La derrota ante la Real y la de ayer en Vigo no permiten poner el mejor de los epílogos al año, desde luego, aunque si se mira la cosa con perspectiva, nadie puede quejarse.

Luque fue la primera noticia de la mañana. El sevillano ni siquiera pudo levantarse de la cama tras pasar una noche de perros, de tiritonas, fiebre alta sobrevenida por una inoportuna y agresiva amigdalitis que ni siquiera permitió al 'pichichi' del equipo ver el partido en el campo. Sin Luque, especialmente desde que su estado de forma ha alcanzado un pico apreciable, el '74' se queda en '7' o en '4', porque viene a ser, junto a Aranda, todo en ataque para el equipo de Tapia. Y, ¡ojo!, no es sólo lo que pueda aportar el 23 al juego de su equipo. Es su garra, su capacidad de liderazgo y esa sensación de peligro que siempre habita en el campo cuando él y su socio Aranda pueden entrar en acción. Eso en campos de Primera como Balaídos es mucho.

Sin Luque, Tapia no arriesgó con Valero, ni tampoco con Borja Criado, y decidió tocar lo menos posible su esquema. Así, juntó a Falcón, a Javi Guerra y a Saizar en el once (habitualmente juegan dos de esos tres), colocando a Guerra en la izquierda y a Falcón por detrás de Aranda. Por detrás la contención debía correr a cuenta de Torrecilla y Gibanel, aunque éste y Falcón acabaron por mutar sus puestos al rato de comenzar el choque.

Si hubiera que resumir el primer tiempo de forma breve se podría decir que el '74' fue muy competitivo y que durante una amplia fase dominó al Celta, lo asfixió en el medio campo y gozó de opciones de gol, pero estuvo negado en las mismas y además concedió lo justo en defensa para que el rival lo matara a las primeras de cambio. Ese gol, el 1-0 (9'), fue un mazazo del que no se pudo reponer el equipo, por tempranero, y porque reafirmó al Celta en su inspiración ofensiva. Un buen pase de Jorge Larena a la espalda de la zaga habilitó al matador Perera, que anotaba de tiro cruzado el primero de los tres que ayer marcó. Antes de eso el '74' había avisado en un par de ocasiones, sobre todo en un rechace que casi aprovecha Torrecilla, pero se encontró con Esteban (2').

Pese al gol, el Celta no dio sensación de superioridad durante toda la primera parte, mostrándose la mayoría de las veces incapaz de deshacer la maraña de presión del equipo granadino, que llevó a los vigueses a perder muchos balones. Si no llega a ser porque Rubén y Lequi estuvieron muy seguros atrás, Aranda le habría liado alguna de las suyas, pues el malagueño fue no sólo la única referencia arriba, sino de largo lo más peligroso de su equipo.

Habría que ver una buena estadística, pero el '74' chutó mucho más sobre el marco de Esteban en el primer tiempo de lo que lo hizo el Celta sobre Jaime. Casi siempre el punto de mira de los rojillos estuvo desajustado: Aranda (13'), Torrecilla (23'), Guerra (24'), Juanlu (35'). Por el contrario, el Celta era menos más constante, pero más explosivo, y le bastaba con una carrera de Quincy o un tiro de Perera para poner el ¡uy! en la grada. El momento del '74' para haberse reenganchado del todo a la pelea fue justo antes del descanso, cuando se concatenaron tres acciones seguidas que pudieron salvar los vigueses 'in extremis'. Primero fue un mano a mano de Guerra con Esteban que el malagueño estrelló en el cuerpo del gran portero celtiña (44'). Acto seguido le tocó a Aranda, quien volvió a hacer lucirse a Esteban tras el saque de una falta. Gibanel no pudo hacer gol el rechace (45'). Y justo después, de nuevo Aranda y otra vez Esteban respondiendo a un tiro desde menos de dos metros.

Todo cambió a peor en la segunda parte y ya no se volvería a rozar el empate. El momento había pasado. Nada más volver de vestuarios Quincy perdonó el 2-0 golpeando al aire en vez de al balón, pero no pasó mucho hasta que, esta vez sí, el propio Quincy rematara un centro similar a aquel, desde la misma banda, servido por Núñez. Empalme certero y gol. 2-0 y partido finito.

Tapia lo intentó con Francisco, retrasando a Torrecilla de central, pero no consiguió más que abrir el centro del ataque vigués, pues fue justo por ahí por donde llegó el tercero, tras una buena pared entre Costa y Perera que éste convirtió en gol, de nuevo solo ante Jaime.

Con los vigueses relajados y el público disfrutando, ni los ánimos del siempre optimista Jaime podían hacer que sus compañeros dejaran de desear el final del partido. Ya ni siquiera Aranda tocaba balones cerca de las zonas peligrosas. En esas entró Valero, y al poco llegó el cuarto, tras una gran jugada personal de Diego Costa por la izquierda, que Perera hizo gol tras aprovechar un buen pase del primero.

La entrada de Borja Criado al menos sirvió para que el catalán provocara el penalti para hacer el gol del honor. Evidentemente no lo celebró. Por mirar el vaso medio lleno, por lo menos se acabó el año marcandoý

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