En el fútbol, como en la vida, los hay que nacen con una varita mágica y unas cualidades poco comunes. Pero también los que, a base de trabajo, tratan de mejorar sus capacidades partiendo de un potencial inicial, aunque nunca llegarán al nivel de los primeros. Ese podría ser el resumen del duelo que se vivió ayer en Los Cármenes y que enfrentó, frente a frente, a Dimitri Foulquier con el mejor jugador de los últimos años, el argentino Leo Messi.

Las ausencias por sanción de Insúa y Juan Carlos, le permitieron al lateral rojiblanco jugar de nuevo en el flanco izquierdo, donde ya ha demostrado que no se encuentra cómodo. Y encima, ayer, tenía la misión de tratar de frenar al astro azulgrana, si es que eso es posible. Un 'marrón' que medianamente controló en el arranque ante la poca intensidad de los culés pero que con el paso de los minutos fue quedando claro que no todo en el fútbol es el aspecto físico. Hay otros matices como la capacidad para interpretar el juego, la concentración o saber elegir la decisión correcta en el momento adecuado, y ahí Foulquier tiene mucho que mejorar.

Los roles de uno y otro jugador estaban claros y si hay un dato que así lo reflejó fue la participación en el juego, concretamente los pases acertados y errados. Ahí, no hubo color. Messi, que tampoco es que hiciera el partido de su vida y pese a jugar a un ritmo que solo se le permite a él, dio 26 pases corrector por seis de su par. Una diferencia que deja bien a las claras la importancia de cada futbolista en su equipo.

Más de la cuenta le costó al jugador criado futbolísticamente en La Masía lanzar por primera vez a portería. Fue en el minuto 35 con la pierna derecha y su intento salió por encima de la portería de Oier. Su segundo remate fue en el descuento del primer acto con el mismo resultado. La aportación en ataque del '22' rojiblanco, por su parte, fueron un par de centros al área sin trascendencia y una acción en la que reclamó penalti pero su forma de caer delataba que no hubo acción punible.

En el segundo acto, Messi siguió al mismo ritmo, al 'tran tran', pero con eso le basta para ser decisivo. Siguió partiendo desde la derecha, pero con mucha más libertad y más con la entrada de Pedro en el campo, lo que hizo que actuará como falso '9'. Su explosividad y capacidad para proteger el cuero (Jhon Córdoba debería ver vídeos de él) quedó demostrada en más de una ocasión, pero también su oportunismo ante la portería contraria aunque estaba en fuera de juego. Un nuevo tanto, y van 27. Probablemente una cifra similar a la que logre el Granada CF en toda la temporada. Una auténtica barbaridad para un futbolista que parece que no está, pero siempre aparece.