Les dio un abrazo y un beso a cada una y les hizo ver la magnitud de lo que habían alcanzado: Miki Oca, entrenador de la selección española de waterpolo femenina, dejó atrás las idas y vueltas de su vida personal y se reencontró con el éxito en el agua.

Un hombre que transmitió calma y serenidad en su época como jugador, que luego superó sus problemas de adicción a las drogas y hasta llegó a probar suerte en un reality show de televisión, condujo a las españolas a la medalla de plata en su primera participación en unos Juegos Olímpicos. De esta forma, volvió a generar titulares gracias al deporte, como cuando ganó la medalla de plata en Barcelona 1992 o se consagró campeón en Atlanta 1996.

Pero Oca tuvo que vivir un calvario para volver a ser reconocido por sus éxitos deportivos. Después de retirarse, inició una dinámica de exposición pública y excesos. Probó suerte como modelo y superó su adicción a la cocaína. Incluso participó en el concurso La selva de los Famosos, donde llegó a la final e hizo que la opinión pública española olvidara prácticamente su procedencia deportiva.

Una vez llegado a la dirección técnica de la selección, en 2010, Oca vio dónde estaba la clave para convertir un conjunto de promesas en una realidad a primer nivel mundial. Oca formó un equipo con la base de la selección campeona del Mundial junior de Trieste 2011 y supo transmitir su experiencia olímpica de la mejor manera. Ocho de las 13 integrantes del equipo español nacieron en la década del 90, síntoma de que se formó una generación de waterpolo femenino que promete estar en lo más alto durante varios años.

Sus pupilas destacaron la capacidad de su entrenador para manejar el aspecto psicológico, así como su cercanía y sencillez a la hora de transmitir los conceptos. Oca volvió a hacer lo que mejor sabe: moverse como pez en el agua.