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Müller, el rey enfermo al que Messi quiere destronar

Los días en que construía una de las grandes leyendas del fútbol le parecen cada vez más lejanos. Gerd Müller vive ahora apartado de la vida pública y luchando en silencio por su salud. Y tal vez ya no le importe si un joven argentino llamado Lionel Messi se cuela en la historia para robarle la corona. Cuarenta años después de marcar 85 goles en un año natural, récord que se tambalea ante los 82 que lleva Messi en 2012, el mítico Torpedo alemán cumplió 67 años en noviembre lejos de las cámaras.

"Las personas que desearían felicitarlo vuelven a hacer cola. Pero al igual que en los últimos años, esta vez Gerd Müller prefirió celebrarlo en la intimidad", explicaron desde el Bayern Múnich, donde Müller mantiene el cargo de entrenador de divisiones inferiores. La delicada frase deja entrever la realidad sin entrar en detalles.

La frágil salud del mítico golelador era un secreto más o menos bien guardado dentro del club y un tabú en los medios hasta el año pasado, cuando un aparatoso incidente en Italia desnudó sus problemas a toda la opinión pública. Müller se encontraba de pretemporada con la reserva del Bayern en la ciudad de Trento, pero súbitamente desapareció. El club hizo la denuncia y la policía lo encontró "confundido y desorientado" 14 horas después. Al parecer había intentado volver de Italia a Múnich en taxi. Su mujer viajó a Trento y lo llevó de regreso a casa.

El Bayern volvió a proteger a su antiguo ídolo y explicó que había "salido a pasear un poco". Pero la imagen de vulnerabilidad de uno de los mitos deportivos alemanes conmovió a todo el país. "La nación sufre con su Torpedo", resumió entonces el diario Die Welt.

Cuando en 1985 volvió a Múnich de EEUU y se encontró sin objetivo y sin trabajo, cayó en el alcohol y su mujer quiso dejarlo. Sus amigos en el Bayern no resistieron la caída del ídolo y lo rescataron del abismo. Beckenbauer y Hoeness, hoy presidente del club, lo llevaron a una terapia de desintoxicación y le ofrecieron en 1992 el cargo de entrenador de inferiores.

Müller creía que algunos de sus récords serían "imbatibles para siempre". El de máximo goleador en un año natural, que logró en 1972, resiste cuatro décadas. Pero Messi tiene un mes para arrebatárselo.

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