Tenis

Murray lleva a Nadal a la desesperación y lo aparta de la final de Madrid

  • El escocés accede por segundo año consecutivo a la final tras vencer al mallorquín por 7-5 y 6-4. Se enfrentará a Djokovic, que se ha impuesto a Nishikori por 6-3 y 7-6 (4).

Andy Murray llevó a la agonía a Rafael Nadal, y a veces hasta la desesperación, y le venció por 7-5 y 6-4, para lograr por segundo año consecutivo la final del Mutua Madrid Open. Montecarlo y Barcelona quedan atrás para Nadal, campeón en los dos torneos, que llevaba 13 victorias consecutivas sobre tierra. Está fuera de Madrid y le espera Roma la próxima semana, para enderezar el rumbo hacia Roland Garros. Esa es su hoja de ruta ahora.. 

Este sábado, el de Manacor movió durante muchas veces su cabeza en sentido negativo. No le salía lo previsto, lo planeado. "Remó", como se dice en el argot tenístico, ante el tenis directo de Murray, y el de Dunblane fue notablemente superior. 

El duelo entre los dos últimos campeones olímpicos fue más que una batalla en la pista Manolo Santana. Las condiciones no favorecían a Nadal con el día gris y la humedad de la central, que permaneció con el techo abierto. Y las bolas se hicieron enormes, como temía el español que en la previa se había refugiado lacónicamente en una frase: "espero que no se repita lo del año pasado". 

A Rafael le pesaba más la bola que al escocés, que posee un tenis directo, contundente, un mejor servicio y una inteligencia privilegiada en la dejada, quizás su mayor mejora en los últimos tiempos, con la que ya avisó cuando neutralizó al checo Tomas Berdych en cuartos. 

La espina de Montecarlo, donde Nadal se impuso en tres sets, motivó a Andy, que a pesar de ver rebajada su ventaja de 5-2 en el primer set, con 5-5, supo mantener los nervios y romper en el duodécimo para llevarse el primer parcial con un "restazo" descomunal de revés que dejó clavado al español. Eso le faltó a Nadal, más clarividencia en el ataque y ser más agresivo, pero su tenis no le dio para más. Cada vez que arriesgaba el descontrol con su derecha se hacía patente y eso mermaba sus posiciones de ataque. Murray en cambio, esperaba la oportunidad para moverle, y resolvía con acierto las ocasiones de rotura del zurdo de Manacor, que solo acertó con dos de trece en todo el encuentro. 

Ese fue el sino de Nadal. Demasiadas oportunidades para resquebrajar la moral de Murray que se daba cuenta además que aunque flojease con su servicio siempre encontraba otro, bien esquinado o a la cruceta, capaz de sacarle del apuro. El resto de Nadal no funcionó como primera medida para dominar el punto a continuación, y eso se notó también en exceso, porque Murray se sintió tranquilo y sin presión, y desde el fondo podía reorganizarse con acierto. 

Nadal se golpeó el pecho cuando salvó la primera bola de partido, tras un revés de Murray fuera de los límites y ahí pareció haber encontrado el coraje que le había faltado. Pero fue un espejismo. Murray serenó de nuevo sus latidos y confirmó poco después que en Madrid le tiene tomada la medida al campeón español. 

Con su victoria, el británico impidió al de Manacor que logre en Madrid romper la igualdad con el argentino Guillermo Vilas en cuanto a títulos obtenidos en tierra batida (49), aunque todavía quedan los escenarios de Roma y París para intentarlo. 

El número dos del mundo, que debe ganar el torneo para mantener su posición mundial el próximo lunes, se enfrentará en la final de mañana domingo, a partir de las 18:30 horas, contra el ganador del encuentro de esta noche (20:00 horas) entre el serbio Novak Djokovic (1) y el japonés Kei Nishikori (6). Nadal es el único que ha sido capaz de revalidar el título en Madrid (2013 y 2014) en las 15 ediciones de este torneo. Murray lo intentará ahora con la moral por las nubes. 

Djokovic se impone a Nishikori en la otra semifinal

En la otra semifinal, el serbio Novak Djokovic ha ganado al japonés Kei Nishikori por 6-3 y 7-6 (4). Dos años después de su última aparición en Madrid, cuando cayó en cuartos de final ante su compatriota Janko Tipsarevic, Nole ha regresado con fuerza y se ha plantado en la final sin ceder un solo set en cuatro partidos, resueltos todos por la vía rápida, sin sobresaltos, aunque en el de esta noche dudó para ganar al final. 

Su frescura, tras caer a las primeras de cambio ante el checo Jiri Vesely en Montecarlo, le ha ayudado a deslizarse con rapidez, a hacer fácil lo que parece casi imposible para otros, e incluso a congraciarse con el público madrileño, con el que tuvo algún roce antaño, esforzándose en hablar en castellano. 

Ante Nishikori, al que había derrotado siete veces de los nueve enfrentamientos, los seis últimos de forma consecutiva, desde el Masters 1.000 de París en 2014 al de Miami este año, cediendo únicamente dos mangas, el serbio estuvo contundente las tres cuartas partes del encuentro, sin fisuras, apretando solo cuando lo creía oportuno, y siendo "espiado" en la grada por Jamie Delgado, el entrenador de Murray. Djokovic se aclimató mucho mejor a la humedad e incluso al frío de la noche madrileña y dominó un encuentro intenso, pero sin aparente esfuerzo y una gran naturalidad, sin conceder una sola rotura, hasta casi el final cuando Nishikori despertó. 

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