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Nadal disfruta como nunca

  • El mallorquín debuta en la pista central con un cómodo triunfo y se cita ahora con Ryan Sweering, que se impuso a Pablo Andújar · Feliciano arranca con victoria.

Tras fijar la vista durante cuatro días en los fairways y greens del US Open de golf ganado por su admirado Rory McIlroy, a Rafael Nadal le llegó ayer el momento de concentrarse en otra pradera, la de Wimbledon: cuando la pisó, a las 13:02 bajo un cielo nublado y amenazante, el español se emocionó hasta el tuétano. "La pista es espectacular siempre, pero como hoy, nunca. Nunca había estado en una pista tan bonita jugando al tenis", confesó el número uno tras derrotar al estadounidense Michael Russell 6-4, 6-2 y 6-2 en su debut. Ahora se medirá al también norteamericano Ryan Sweering, que remontó dos sets a Pablo Andújar (3-6, 4-6, 6-1, 7-6, 6-1).

Nadal, por supuesto, había jugado ya múltiples veces en la cancha más codiciada y mítica del tenis, pero nunca lo había hecho con el césped aún virgen.

Una de las tradiciones de Wimbledon consiste en que el defensor del título juegue el primer partido del torneo el lunes a la una de la tarde en la cancha central, el momento en el que el césped está inmaculado y perfecto. Nadal podría haberlo hecho en 2009, tras ganar el título en 2008, pero al no jugar aquella edición, perdió la oportunidad. Este año, como defensor del título ganado en 2010, se dio por fin el gusto. "Era algo que tenía pendiente, la verdad. No sabía si tendría la oportunidad de volverlo a hacer jamás. Pero lo principal es que he ganado Wimbledon el año anterior. Y 2009 fue un año complicado, evidentemente la situación ahora es muy diferente". "Fue una gran emoción ser el primer jugador en jugar en este fabuloso court. Es fantástico verlo en las condiciones perfectas".

Ana María y Sebastián, los padres de Nadal, siguieron el partido como invitados especiales del torneo en el royal box (palco real). "Es una experiencia bonita para ellos, no hay partido más bonito que éste para ver desde el box, no he visto en mi vida una pista más bonita", dijo Nadal, que agradeció el gesto a la organización del torneo. Poco después atendía a una entrevista en una terraza del club y a varias solicitudes de autógrafos.

El comentario en el mundo del tenis es coincidente: a Nadal se lo ve relajado y feliz como hace tiempo no sucedía. Tras las tensiones de la primera semana en París, cuando su juego no funcionaba, conquistar su sexto Roland Garros fue una liberación para él.

A París llegó con la carga de cuatro derrotas en otras tantas finales ante el serbio Novak Djokovic. Entrenaba bien, pero jugaba mal. En Londres entrenó bien y jugó muy bien. Ayer, en plena rueda de prensa, le echaba una ojeada a las estadísticas de su partido. Tras un "no me entero de nada" abrió los ojos al ver la cifra de tiros ganadores que logró: "Treinta y cinco winners... Son muchos".

El caso es que el español flojeó al inicio, salvando una bola de break en el primer juego. En general, la primera manga no resultó un camino de rosas para el manacorí, que vio cómo el americano se ponía con un 4-2 a su favor tras una rotura de su saque. A partir de entonces, le devolvió el break y barrió.

También inició con buen pie su andadura sobre el césped londinense Feliciano López, número 44 del mundo, que superó al alemán Michael Berrer por 6-4, 7-5 y 6-3. Su próximo rival será otro jugador germano, Rainer Schuettler, que se deshizo del brasileño Thomaz Bellucci (7-6, 6-4 y 6-2).

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