El acceso al vestuario de Rafael Nadal parecía la entrada a un búnker nuclear, con multitud de fornidos hombres de traje oscuro controlando la entrada a las cuatro paredes parisinas que albergaban al hombre que sitúa ahora al tenis en la dimensión desconocida. Porque todo es posible ahora. Contra lo que se pensaba hasta hace un tiempo, el récord de 17 títulos de Grand Slam en manos del suizo Roger Federer no está blindado, no es inamovible.
Con su octavo Roland Garros, Nadal suma ya 12 torneos de los cuatro grandes. Tiene apenas 27 años, y si sus rodillas no lo traicionan y sigue monopolizando el Abierto de Francia del modo en que viene haciéndolo desde 2005, la cuenta es muy sencilla. Le basta un Roland Garros por año y un par de títulos en Australia, Wimbledon o el US Open en las próximas tres temporadas para llegar a los 30 con la misma cifra que tiene al borde de los 32 Federer. El suizo no ganó un torneo en lo que va de 2013 y llega con dudas a Wimbledon pese a ser el defensor del título. El español está en cambio en ebullición: ya sabe lo que es ganar en los cuatro grandes y, tras ver muy de cerca el adiós al tenis, su ambición es repetir triunfos en esas grandes citas. "Lo de Nadal no tiene nombre", dijo conmovido a DPA el ecuatoriano Andrés Gómez, campeón de Roland Garros en 1990, a metros de ese "bunker" que albergaba la emoción del "clan Nadal". "No he visto en mi vida un competidor como él. No hay, no hay...".
Manolo Santana, el hombre que en 1961 abrió la saga de campeones españoles en Roland Garros, estaba mucho más tocado aún que Gómez. Su voz pendía de un frágil hilo. "Seguro que lo superará, seguro", dijo Santana acerca del récord de Federer. "Si las lesiones le respetan, bajo mi punto de vista no hay un jugador que pueda ganar los Grand Slam que puede ganar Rafa".
"Es sin lugar a duda el mejor jugador del mundo en este momento con diferencia y va a romper el récord de ocho Roland Garros, y los que le quedan", añadió. "Fundador" del tenis español, Santana comenzó a bajar los escalones rumbo al búnker nadaliano, pero se frenó, porque quería seguir hablando: "Es impresionante, impresionante. David Ferrer intentó jugar al máximo, pero Rafa es tan bueno... Tienes que sacarte el sombrero en cada momento. Es una maravilla, y siento un orgullo tremendo".
Ferrer le dio la razón a Santana en cuanto al récord: "Si alguien lo puede hacer, ése es Rafa". Pero Nadal no juega sólo en el circuito. Está, por un lado, un Federer al que muchos consideran el mejor jugador de la historia, un veterano que se resiste al ocaso y que un año atrás sumó su séptimo Wimbledon. Pero el suizo viene dudando en 2013, por lo que el gran rival del español es el serbio Novak Djokovic.
El problema de Djokovic es que también está dudando en los últimos meses de una manera que no se le había visto en 2011 y 2012. En enero conquistó el Abierto de Australia, su sexto título de Grand Slam, pero fracasó el viernes en su meta de ganar en París para convertirse en el octavo hombre en la historia en triunfar al menos una vez en cada uno de los cuatro grandes. Fracasó ante Nadal por 9-7 en el quinto, lo que le plantea un problema añadido: si la lucha es mano a mano con el español, lo que gana uno, lo pierde el otro. Y viceversa.
El británico Andy Murray, campeón del US Open 2012, podría "molestar" y quitarle títulos grandes a los dos, aunque el estadounidense Jimmy Connors avisó al escocés de que su larga preparación para Wimbledon -se saltó Roland Garros para poner a punto su juego en el césped- puede verse arruinada por el "huracán Nadal".
¿Juegan a esta altura Nadal, Federer y Djokovic por su lugar en la historia, por agigantar esa presencia? Serena Williams, dueña ya de 16 títulos de Grand Slam, cree que no. Pero Toni Nadal dijo que su sobrino apunta "a lo más alto". Y si Rafael Nadal tiene éxito en ese intento, el reacomodamiento de los récords y la reescritura de la historia del tenis serán ineludibles.
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